«Eran otros tiempos…», dicen los hombres de cabello gris, alrededor de una mesa. Son los dignatarios de la nación que tuvieron en sus manos la tarea de hacer patria en 18 meses, y así fue como el 31 de mayo de 1985 la Constitución Política de la República de Guatemala vio la luz, en un día como hoy hace 23 años.
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Aquella no era un generación perfecta, tampoco lo es la Carta Magna, pero al menos, Guatemala puede jactarse de tener una de las mejores constituciones de Latinoamérica, pese a que la misma no ha sido desarrollada a plenitud. La actual Constitución Política de la República es la única, desde 1944, que ha llegado a cumplir 23 años de vigencia. Fue aprobada por 88 diputados, de 17 partidos y un comité cívico que integraron la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de 1985. Cobró vigencia el 14 de enero de 1986, junto con el primer Gobierno de la transición democrática, presidido por Vinicio Cerezo.
Las anécdotas
Los diputados de aquella época ganaban un salario de mil 125 quetzales más Q100 para gasolina, que debía ser justificado con factura. Era un Congreso representativo, que contó con un diputado analfabeto y con otros más caprichosos e impuntuales como Rafael Téllez García, quien no llegó a tiempo para la juramentación y exigió, abrazándose del pabellón nacional, que lo juramentaran mientras pronunciaba un fuerte discurso, pues se le conocía como un gran orador.
También esa generación tuvo sus confrontaciones, aunque menos trascendentales que las actuales. Los ex constituyentes recuerdan la ocasión en la que los diputados Mauricio Quixtán y José Francisco García Bauer se enfrentaron verbalmente en el hemiciclo. Cuentan que en una de esas sesiones, García Bauer, decano de la asamblea, a quien le decían Santo de Ocote, dijo: «Guatemala está atrasada por culpa de los indios», palabras que causaron la pronta reacción de Quixtán, diputado por el Comité Cívico Ocas, quien respondió: «Mirá vos, ojos azules, qué estás haciendo aquí, entre los indios. Andate al carajo a tu país», tildándolo de gringo.
La Asamblea
En julio de 1984 se elige a los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, con la más alta votación registrada. De casi dos millones de empadronados, el 78.1% acudió a las urnas. El gobierno provisional presidido por el general í“scar Mejía Víctores, al asumir su tarea decidió restablecer el régimen de legalidad en Guatemala y diseñó un cronograma político que permitiera al pueblo expresarse libremente y elegir a sus autoridades.
Confirmó en sus cargos a los miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE), personas de reconocida trayectoria cívica, y les otorgó apoyo y respaldo, respetando su autonomía, y proporcionó los recursos económicos suficientes para que se convocara a la brevedad posible a elecciones de la ANC.
El Gobierno se comprometió a garantizar elecciones limpias y transparentes sin injerencia alguna, como había sucedido en el pasado. Por ello no respaldó directa ni indirectamente a ningún partido o sector político, y facilitó la participación electoral de los partidos tradicionales y los recién organizados, incluyendo comités cívicos.
El TSE convocó a elecciones para el 1 de julio de 1984, y se celebraron sin contratiempo, con una participación de más del 70% en presencia de observadores nacionales e internacionales que certificaron la pureza del evento.
Por primera vez no fueron impugnados los resultados electorales, y la ANC inició su tarea con el aval del Gobierno. Los debates fueron intensos y se escucharon los puntos de vista de todos los sectores de la sociedad civil y de connotados juristas que habían sido electos constituyentes, o que, sin serlo, aportaron su experiencia y conocimientos.
La ANC eligió el sistema de presidencia rotativa y las tres principales fuerzas políticas de ese momento, la Democracia Cristiana Guatemalteca, la Unión del Centro Nacional y el Movimiento de Liberación Nacional, eligieron como presidentes a Roberto Carpio Nicolle, a Ramiro de León Carpio y a Héctor Aragón Quiñónez.
«Están en gallo»
Todos los ex constituyentes entrevistados coinciden en que no es procedente reformar la Constitución. «Los que dicen eso «están en gallo», dice con seguridad Joaquín López Roca, respaldado por quienes conforman la Asociación de Dignatarios de la Nación. De igual forma, todos exponen que la Carta Magna es desconocida por la población, por ello, los guatemaltecos no hacen valer sus derechos. «Sólo nos gusta ver lo de otros países, mientras en esas naciones usan nuestra Constitución como ejemplo», agregaron, al tiempo que hablaban sobre la importancia de incluir en este documento la tenencia de armas y la pena de muerte, como pocas constituciones lo han hecho en América Latina.
Roberto Alejos Cámbara
En total, 88 fueron los diputados que integraron la ANC, las anécdotas son interminables sobre la forma en la que cada uno terminó participando de la elección, sin imaginarse que resultarían electos. Roberto Alejos, quien actualmente es integrantes de la Junta Directiva del Congreso y miembro de la Unidad Nacional de la Esperanza, relata que los aires de elecciones llegaron a Jutiapa, de donde es originario, cuando un conocido suyo le dijo: «Licenciadito, ¿por qué no se postula usted?, total, de repente y hasta gana», y apostando a triunfar, Alejos se inscribió y llegó al parlamento, con sus 23 años de edad, por el Partido Revolucionario y posteriormente se reeligió con UCN. Ahora es el presidente de la Asociación de Dignatarios de la Nación.
Pero cuando de jóvenes se habla, los ex constituyentes no titubean para voltear la mirada hacia Richard Shaw, quien con apenas 21 años de edad llegó al Congreso. Se atribuye como logro la libre asociación religiosa. «Usted sabe que en Guatemala sólo se reconocía la Iglesia Católica, pero gracias, ahí sí que a su servidor, logramos hacer que todas las agrupaciones religiosas, fueran tratadas de una manera igual. Tanto era así, que cuando yo hablaba en el hemiciclo, éste se vaciaba, porque nadie se quería pelear con la Iglesia Católica, pues era época de elecciones. Pero yo era el muchacho más guapo de todos», dice el actual director de circulación y firmante de la revista …Y Qué?
Electo por el municipio de Guatemala, ocupó la segunda casilla del partido Unión del Centro Nacional, UCN, Shaw es «periodista de profesión y político por vocación», según sus propias palabras. Además, se describe a sí mismo, como ucenista de corazón, aspecto que concuerda con la fundación de ese partido. Recuerda el entrevistado, que tras la muerte de Jorge Carpio y luego de dos atentados contra su vida, se vio obligado a autoexiliarse en Colombia, donde vivió 13 años.
Sentado en una silla mecedora, el ex constituyente resiente en su espalda el dolor de los años. «En aquel momento había anarquía, debido a las facciones de una derecha extrema y una izquierda extrema. En medio quedaba el pueblo con sus aspiraciones de libertad, democracia y expansión de ideas. Había dado golpe de Estado, Ríos Montt y después, Mejía Víctores, aunque hablando después con él, dijo que no había sido golpe, sino una disposición de las fuerzas armadas», recuerda el longevo hombre, que ahora está apartado de la política y que recuerda su contribución al artículo 1. de la Constitución, que establece el derecho a la vida. «Esta constitución le ha costado mucha sangre al pueblo», dijo el otrora representante por Quiché.
Con la característica de un hombre entrado en años, pero con una personalidad que nada envidia al más joven de los colegiales, este licenciado en Teología llegó a formar parte de la Asamblea Nacional Constituyente en medio de un juego que él mismo denomina como «ganapierde», porque, según cuenta; «antes lo mataban a uno, era peligroso participar».
López, al igual que Roberto Alejos, llegó a la ANC por el Partido Revolucionario, PR, pero como representante de Escuintla, en un ambiente «que no se vuelve a dar. Nos hermanamos tanto que no había pleitos ni diferencias de ninguna clase. Si había que aprobar una ley, todos nos uníamos y la aprobábamos».
El profesional también se atribuye las conquistas de los maestros, pero sobre todo, el artículo 49 de la Constitución y la mayor parte de la sección primera de los derechos sociales. El artículo citado, es referente al matrimonio y establece que un ministro de iglesia, también puede realizar matrimonios civiles como un abogado o alcalde, pero por el desconocimiento de la Carta Magna, esto no se practica.
Acababa de degustar un almuerzo, que más parecía cena, pues ya caía la tarde. Sus ojos brillaron y su pecho se llenó de orgullo cuando recordó que para participar en las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, participó junto al Movimiento de Liberación Nacional y le pidieron la recopilación de 500 firmas. Así lo hizo y en Chiquimula, distrito que representó, ganó por mayoría absoluta.
García recuerda sus contribuciones en la elaboración de la Carta Magna, sobre todo en lo referente a los aportes económicos al deporte federado y no federado, así como a la Universidad de San Carlos y al Organismo Judicial. El profesional admite que la ANC cometió el error de no fijar plazos sobre el cumplimiento de ciertos estatutos de rango constitucional. A ese error atribuye el hecho que la Carta Magna solo esté desarrollada en un 50%.
«Maravilloso momento de mi vida, porque recuerdo que nuestro país, que se encuentra en una perfecta descomposición social y política, me dio la oportunidad que como profesional universitario, pueda ser invitado de manera especial en una elección, que lejos de los intereses personales, siento en mi corazón el llamado a dejar un granito a favor de mi país y de las mayorías», recuerda con un rasgo de añoranza en los ojos.
Aguirre, fue presidente de la subcomisión de régimen económico y se atribuye el acercamiento entre la sociedad civil y los dignatarios, pues llevó hasta el pleno a 30 organizaciones, entre las que se contaba el sector privado, las universidades y cámaras, para tomar en cuenta sus observaciones.
Para este pediatra, la Asamblea Nacional Constituyente logró conformarse, pese a la poca credibilidad que la población tenía sobre los partidos políticos, mismos que estaban desprestigiados. Su perspectiva es distinta y menos optimista que la de sus compañeros. Recuerda con claridad los sentimientos encontrados de los guatemaltecos, que siempre aplaudió y protestó por las decisiones.
«Se conformó la asamblea y se constituyó el texto constitucional. Hubo conquistas importantes que no se veían desde 1994. Pero, el 17 de noviembre de 1993, algunas de esas conquistas fueron alteradas malintencionadamente por el sector oligárquico del país, en una consulta popular. Infortunadamente, es muy difícil restituir esos logros positivos para el país, ya que se corre el riesgo que salga peor la medicina, que la enfermedad», dijo el médico de profesión y ex diputado por Santa Rosa.
Escuchar su nombre es historia. Como él mismo dice, es hablar de cosas buenas y cosas malas. Pero su perspectiva de la historia de la Constitución es sinónimo de la vida política y partidista del país. «Era una época de represión inmisericorde», dice, mientras alza la mirada sobre la transitada 9ª. avenida de la zona 1.
Recuerda con claridad cómo el espacio político se iluminó por una luz tenue que dio vida a la UCN, en donde participó gente que nunca antes había estado involucrada en política.»El desgaste de los partidos tradicionales, nos hace militar. La idea fue de Jorge Carpio y Ramiro de León Carpio, con quienes teníamos un bufete. Quiero confesar que como partido, jamás tuvimos ninguna amenaza, ni persecución. í‰ramos la nueva opción política y al año siguiente estábamos ganando la mayoría en la ANC, tal vez se cometió el error de pretender que éramos los ganadores y que teníamos el poder de manejar las cuestiones nacionales. Nos ufanamos de haber ganado y eso condujo a la extinción de UCN», explica el jurista que todavía ronda con frecuenta la Torre de Tribunales.
Para Guerra Cahn, resulta inherente a la Carta Magna, la trayectoria del partido por el que llegó a la Asamblea y donde actuó como jefe de bancada. Considera que su presencia en la Comisión de los 30, fue en representación de la derecha moderada y la izquierda moderada. «Terminada la constitución, la UCN se fue derechizando, fue cuando renuncié a la ANC», dijo.