Don Alfred Kaltschmitt, el ejército de servidores públicos que emplea la SAT y su voluminoso presupuesto para mantenerse vigente, debería ser utilizado en las áreas de servicio que el Estado está obligado a prestar, tales como la seguridad ciudadana, la educación básica, la salud de los habitantes y los servicios públicos indispensables para su subsistencia, entre ellos la infraestructura para movilizarse y transportar la producción nacional de y para sus diversos destinos. Toda esa maraña de impuestos vigentes debería no revisarse, sino suprimirse de tajo, los costos para fiscalizarlos son muy elevados y las evasiones son de diferente tipo muy difíciles de detener. Es increíble la cuantía  presupuestaria de recursos de verificación para llegar a resultados netos irrisorios. La idea de un impuesto único general es un método sencillo sin muchos costos para el erario y para los contribuyentes, ya que éstos, por hoy, están obligados a mantener registros no indispensables para sus negocios, y aquél a verificar y guardar para confrontarlos con la legislación vigente, que muchas veces ni sus propios inspectores entienden suficientemente. Â