Dominicos de Aragón


Leí­ el libro Veinticinco años, veinticinco vivencias, del autor Fray José Cayetano Parra Novo, o. p. (Padre Papito). Un largo caminar durante 30 años de labor pastoral en Guatemala. La mayorí­a en poblados lejanos de Alta Verapaz y después en San Martí­n de Porres, zona 15 de la ciudad capital.

Juan de Dios Rojas
jddrojas@yahoo.com

Sacerdote dominico, licenciado en Teologí­a, misionero de la Provincia de Aragón, España, de donde arriban también otros servidores de Cristo, el propósito común, la entrega incondicional a los indí­genas quekchí­es, sedientos de dignidad, atención religiosa y promoción humana para salir adelante con fe y esperanza.

En cada página se topa uno con hallazgos admirables del vigor de su ministerio ejemplar, en favor de aquellos connacionales discriminados y explotados. Viven una economí­a de subsistencia patente, empero entusiasmados de manera visible a la palabra del Señor, la buena nueva que absorben convencidos de ser el verdadero camino a seguir.

Panzós, Telemán, La Tinta y Cahabón, de la región altaverapacense, hablan y testifican de su labor silenciosa, constructiva y fecunda. Con suma humildad y muy honda siembra a manos llenas la religión evangelizadora de la Iglesia católica, que genera a corto plazo el cambio, con tesón y voluntad enorme entre sus ovejas fervientes.

Impresiona bastante al lector, máxime a quien conoce de cerca esas comunidades del valle del Polochic, de secular atraso, olvido y malos tratos. Una labor de hormiga de frutos evidentes entre los q»eqchí­s, sus fieles seguidores convencidos pronto del padre dominico que habla su lengua aborigen y es transparente como el agua abundante.

La tierra de Alta Verapaz es de verdad tierra de misiones. Desde Fray Bartolomé de las Casas y sus pares, tienen protagonismo, a titulo de pioneros en el perí­odo hispánico. Hacen historia en su condición de avanzada y cimiento en la antigua Tezulutlán, conquistada mediante la fuerza pací­fica del evangelio que se extiende con rapidez.

Hecha raí­ces la Provincia de Aragón en Guatemala en la década del 50. Primero en San Cristóbal Verapaz. Funge de superior el padre Enrique Rodrí­guez y su coadjutor el padre Miguel Barrachina. Despliegan afanes loables y apoyan el colegio San Vicente Ferrer, manejado por mis familiares Isabel Narciso v. de Goff y Alicia Fuentes de Soria.

Por disposición del Prior Provincial de Aragón hay movimientos. A eso debe el hecho que llegan otros dominicos a la citada parroquia misión cristobalense. Fray Ramón Cabedo, superior y Fray Miguel Huarte de coadjutor. Nuevos brillos, extensión al área rural, remodelación del convento, instalación de un comedor infantil y dispensario parroquial.

Hay que hacer constar que al paso del tiempo, que se va como agua entre las manos, los padres mencionados son trasladados a otros lugares, porque la misión es entregada. Tal suceso origina el cargo de Vicario a Fray Ramón Cabedo y el padre Miguel Huarte, párroco de Senahú.

El dominico padre Miguel Huarte, domina varias artes manuales y musicales, escribe un grueso volumen también de sus experiencias, alegrí­as y tristezas con el tí­tulo de La Provincia de Aragón en Tezulutlán. Fiel relato del itinerario del evangelio en la región agreste, indí­gena en alto porcentaje, a donde ejecutó el rol de misionero.

Describe cada lugar con minuciosidad, a base de ingentes privaciones; de la psicologí­a de sus fieles en general. Igual que las penurias y temores acaecidos durante los años del estéril enfrentamiento armado. Con estilo sencillo, en verdad hace vivir al lector en toda su dimensión las misiones de Aragón.