La realidad y el deseo es el artículo que el crítico de arte Juan B. Juárez expresa sobre la pintura de Peneleu.
Dice así: La pintura de Domingo Peneleu se resuelve en clave poética y a primera vista parece describir con imágenes de gran poder evocativo una inaccesible «edad de la inocencia» entrevista en sueños nostálgicos por un espíritu solitario y vulnerable, necesitado de plenitud y armonía.
En ese universo los personajes, frágiles como juncos, pudorosos como niños, con algo escultórico en sus largos cuerpos sin aristas, se abandonan al leve viento transparente y, absortos, juegan y trabajan u observan, curiosos y sorprendidos, sus reflejos en el lago cristalino. Fundidos en su entorno que se antoja paradisíaco, diríase que viven ajenos al tiempo; este tiempo que es cambio, mudanza y vértigo y, sobre todo, conciencia del cambio y del vértigo y, por lo tanto, del sufrimiento y el conflicto?
Y es que como artista Domingo Peneleu es heredero de una gran cultura tradicional y sistemáticamente negada y, al mismo tiempo, una tradición pictórica fundamentada en el realismo, aunque no reñida con las transfiguraciones poéticas o, mejor dicho, en medio de la negación violenta y sistemática, opta por las transfiguraciones poéticas, para aludir a la realidad. De allí el convincente peso humano de sus fantasías utópicas y el efectivo poder de sus imágenes poéticas para aludir a una realidad no deseada.