El dolor sea físico o psicógeno es una alarma para nuestro organismo, que se encuentra enfrentando injuria física o emocional. Por lo cual toda queja ha de evaluarse cuidadosamente, por supuesto, primero descartando la posibilidad de una enfermedad de tipo físico.
El sistema nervioso es el encargado del mantenimiento de nuestras sensaciones perceptivas. En muchas ocasiones no es posible encontrar una fuente específica de dolor físico, por lo que se considera la existencia de una entidad denominada dolor psicógeno.
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El dolor es producto de una experiencia sensorial, muchas veces solamente se siente, en otras ocasiones las personas pueden visibilizar expresiones objetivas del mismo. Se dice que es una experiencia asociada a la lesión de tejidos corporales o una manifestación como si esta existiera.
No todas las personas contamos con la posibilidad de vivir el dolor en el mismo grado de severidad. Esto se debe a que para el dolor existe un umbral, quienes lo tenemos bajo, un pequeño doblón de dedo puede generar un sufrimiento extremo. Para otras personas es algo insignificante.
En un artículo del Journal de Investigación en Psiquiatría de diciembre del 2006 plantean lo siguiente: «El dolor psicológico asociado con depresión severa a menudo es percibido como peor que cualquier dolor físico que el individuo ha experimentado y podría ser un componente crítico de suicidio, lo que sugiere que este debería ser sistemáticamente evaluado en pacientes potencialmente suicidas».
El dolor del alma puede provocar dolores de tipo físico, todas las enfermedades psiquiátricas llevan implícito este malestar y es por ello que abordarlas tempranamente nos ayuda a proporcionar una mejor calidad de vida a las personas y a la prevención en el desencadenamiento de enfermedades de tipo psicosomático (todas).
En la depresión se considera muy importante oír, oír y volver a oír las quejas físicas y emocionales, cuando la persona pierde esta característica se considera que la enfermedad depresiva se ha agravado.
Hemos de considerar la dificultad que muchas personas tienen para expresarse, y sobre todo para poner límites en su vida. Insisto, es necesario ayudar a la gente a entenderse, a expresarse de manera asertiva y esto proporcionará ayuda y alivio a todo tipo de enfermedades.
El dolor psicológico, por favor, no es un dolor inventado o imaginativo, es un dolor profundo, un dolor desde el alma. Pongámosle atención, no lo frivolicemos, podremos estar trabajando a nivel preventivo en tanto al desarrollo de otro tipo de enfermedades.
Otra aclaración que me interesa señalar es que quien tiene dolor psicológico está enfermo emocionalmente. Y esto no es un equivalente a estar lejos de Dios. Las enfermedades son enfermedades y tratémoslas como tales.