A tan solo tres semanas del fin de las clases, la Universidad Virginia Tech se vio desierta ayer y los profesores instaron a completar el semestre a los estudiantes, renuentes a regresar al escenario donde el lunes un alumno asesinó a 32 personas y luego se suicidó.
«Vamos a alentarlos fuertemente para que continúen con las clases», explicó el rector Mark McNamee, rechazando rumores acerca de que las clases fueran a ser canceladas. «Los estudiantes tendrán opciones para poder completar el semestre», añadió.
El centro educativo cerró sus puertas luego de que uno de los alumnos, el surcoreano Cho Seung-Hui, de 23 años, asesinara a cinco profesores y 27 estudiantes en cuatro aulas y un edificio de dormitorios.
Mientras la comunidad unida se encerraba en sí misma para lidiar con el duelo y la conmoción, algunos estudiantes, que partieron a sus hogares para estar con sus familias, se manifestaron temerosos de regresar al escenario de la matanza.
El jueves la incógnita se centraba en cuántos de los 26.000 alumnos regresarán cuando el lunes las clases se reanuden oficialmente.
El rector McNamee rechazó rumores que señalan que el resto del año académico y las graduaciones serán canceladas. La universidad planea ofrecer a los estudiantes opciones para que puedan terminar el semestre, con los exámenes finales fijados para el 9 de mayo y la ceremonia de graduación el 11 de mayo.
Los alumnos podrán decidir hasta el último día de clases si quieren ser calificados en base a su actuación en todo el semestre o sólo a lo trabajado hasta el 16 de abril, fecha de la tragedia, la peor matanza en un centro educativo de la historia de Estados Unidos.
McNamee también anunció que la universidad otorgará diplomas póstumos para honrar las muertes de los 27 estudiantes asesinados por Cho, que serán entregados oficialmente en las graduaciones del 11 de mayo.
«Las familias están muy contentas con esto», dijo el rector.
Sam Mitchell, un joven universitario oriundo de Anápolis (Maryland, este) que cursa el último año y uno de los pocos que no retornó a su hogar esta semana, dijo que espera que casi todos los alumnos vuelvan el lunes.
«Creo que sólo querían ver a sus familias después de todo lo que pasó», estimó.
Por su parte, el estadounidense nacido en Rusia Anton Fionov dijo que no se puede permitir a sí mismo que la matanza interfiera con sus estudios. «Tengo que graduarme en mayo. Tengo ya un trabajo en vista», aseguró.
Pero hay un grupo de estudiantes cuyo regreso es una incógnita: los que salvaron sus vidas de Cho, cuya cifra se desconoce y que podrían temer ingresar a un aula después de la devastadora experiencia del lunes.
La retransmisión permanente por las televisiones de todo el país de las fotos y videos enviados por el asesino como manifiesto final no parecen ayudar a que el centro educativo supere el traumático episodio.
«La tristeza es abrumadora», dijo la profesora Ellen Braaten. Con 36 años de docente en Virginia Tech, su deber es asegurarse de que la tragedia no impida que sus estudiantes continúen el aprendizaje.
«El lunes voy a proponerles opciones para sus exámenes», dijo Braaten. «Tengo que hacerlo», subrayó.