Argelia estaba conmocionada tras el doble atentado contra una empresa francesa, que el domingo causó 13 muertos, entre ellos un francés, cerca de Lajdaria (este), que muestra un avance de la violencia islamista tras varios meses de calma.
El doble atentado tenía como blanco a la empresa francesa de obras públicas Razel, encargada de la reparación del túnel ferroviario de Ammal en Beni Amran, dañado a principios de este año por el choque entre un tren cisterna y una locomotora.
Un ingeniero francés y su chofer murieron al estallar una bomba a control remoto colocada al paso de su automóvil a la salida de las obras.
Unos 30 minutos después, otra bomba explotó al paso del equipo de socorro y de la escolta del ingeniero.
Esta segunda deflagración mató a ocho miembros de las fuerzas de seguridad y a tres agentes de la protección civil, según fuentes de la seguridad.
Es la segunda vez desde el 21 de setiembre que franceses son blanco de un atentado, pero es el primer ciudadano del país europeo que pierde la vida en un atentado islamista desde 1994.
Entre setiembre de 1993 y el fin del año 1994, 71 extranjeros, 22 de los cuales eran franceses, murieron en atentados en Argelia.
Los dos atentados casi simultáneos del domingo corresponden al modo de accionar de la red fundamentalista islámica Al Qaida, que lanza una operación de distracción para atraer a las fuerzas del orden y un ataque posterior para causar el máximo de daños.
Hasta el lunes al mediodía, ninguno de los dos atentados habían sido reivindicados; esos ataques llevan a cinco el número de acciones islamistas en cinco días en los confines de Kabilia, donde la red Al Qaida en el Magreb islámico sigue mostrándose muy activo.
Desde setiembre pasado se registra una reanudación de ataques contra extranjeros. Un atentado contra otro convoy de Razel en la misma región dejó ocho heridos: dos franceses, un italiano y cinco gendarmes de su escolta.
El presidente francés Nicolas Sarkozy condenó «la violencia bárbara» y manifestó «la total solidaridad de Francia», en un mensaje enviado a su homólgo argelino Abdelaziz Buteflika.
El lunes, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner, pidió a los franceses que sigan trabajando en Argelia, a pesar de la nueva ola de atentados. «Es un país donde nosotros debemos trabajar, donde las relaciones comerciales, amistosas, son muy importantes, y hay que desarrollarlas», declaró a la radio RTL.
Kouchner reconoció sin embargo que Argelia es «un país peligroso» y les pidió a los residentes franceses que sean «prudentes», sin darles «consignas particulares».
La secretaria de Estado francesa para el Comercio Exterior, Anne-Marie Idrac, llegó el domingo al anochecer a Argel para asistir a la Feria Internacional, donde el sector francés cuenta con unos 200 participantes.