División por liberación de soldado


Muchos israelí­es están dispuestos a aceptar las exigencias del Hamas para liberar al soldado Gilad Shalit, pero otros se oponen, pese al riesgo de que muera en cautiverio, en tanto que la familia del rehén pide apoyo de la opinión pública para presionar al gobierno.


«No queremos escuchar más explicaciones. Queremos gestos. El pueblo quiere que ustedes liberen a nuestro hijo», dijo Noam Shalit, padre del joven sargento secuestrado hace cuatro años, dirigiéndose al primer ministro Benjamin Netanyahu y al ministro de Defensa Ehud Barak.

Los padres de Gilad Shalit lanzaron el 27 de junio una marcha de solidaridad a través de Israel que llegará el jueves a Jerusalén, frente a la residencia de Netanyahu. Más de 120.000 personas, según los organizadores, ya han participado en esta marcha para apoyar al militar capturado por el movimiento islamista palestino Hamas, que gobierna la franja de Gaza.

Israel y el Hamas se culpan mutuamente del fracaso de las negociaciones sobre el canje de este soldado de una unidad de tanques israelí­ por mil presos palestinos.

Netanyahu afirmó la semana pasada que Israel no pagará «cualquier precio» para obtener la liberación de Gilad Shalit, aunque confirmó que estaba dispuesto a liberar, bajo condiciones, a mil palestinos.

El jefe del gobierno subrayó que se trata de una «decisión complicada», alegando que muchos detenidos palestinos que fueron liberados en otras oportunidades participaron luego en mortí­feras operaciones contra ciudadanos israelí­es.

Las negociaciones, realizadas a través de un mediador alemán y de Egipto, están trabadas principalmente por las reticencias de Israel a poner en libertad a figuras de la segunda Intifada de los años 2000, como al jefe del Fatah en Cisjordania, Marwan Barghuthi, o a «terroristas» que podrí­an cometer nuevos atentados.

Luego de las afirmaciones de Netanyahu, Noam Shalit exhortó al primer ministro a tomar «decisiones difí­ciles» necesarias para obtener la liberación de su hijo.

En un artí­culo de opinión publicado en martes en la portada del diario de izquierda Haaretz, el intelectual y escritor David Grossman pidió a Netanyahu que «presente una propuesta audaz al Hamas para obtener un alto el fuego definitivo, el levantamiento total del bloqueo de Gaza y un canje de prisioneros que conduzca a la liberación de Gilad Shalit».

Sin embargo, para numerosos israelí­es, la marcha de la familia Shalit se equivoca de blanco y deberí­a dirigirse hacia la franja de Gaza, en lugar de terminar en la residencia del primer ministro en Jerusalén.

«Israel ya aceptó liberar a mil terroristas a cambio de Shalit ¿Pero es normal que el precio de la sangre de un judí­o sea más elevado que el de un árabe?», preguntó Jaim Avraham, cuyo hijo fue secuestrado en octubre de 2000 por el Hezbolá libanés.

Benny Avraham y otros dos soldados fueron capturados en el sur de Lí­bano y sus cadáveres fueron entregados a Israel en enero de 2004 a cambio de más de 400 prisioneros palestinos.

«Yo no sé cuántos terroristas habrá que liberar, pero creo que si Shalit todaví­a es rehén, se debe a que está en poder de un grupo fundamentalista que se niega a negociar y no por culpa de las autoridades israelí­es, que hacen todo lo que pueden», afirmó Avraham en una entrevista con la AFP.