Distrito 9


Fernando Ramos

El tema de los aliens, los muertos vivientes y los vampiros, es cada vez más difí­cil de abordar; aun así­ hay directores que se la juegan, quizá porque es innecesario tener un guión bien estructurado para filmar noventa minutos de: sangre, explosiones, maquillaje y vestuario estrambótico.


Con todos los antecedentes del mundo, incluido un corto realizado por él mismo («Alive in Joburg»), Neill Blomkamp, apadrinado por Peter Jackson, dirigió su primer filme y lo tituló «Distrito 9».

Resulta que una nave extraterrestre se queda flotando en los cielos de Johannesburgo, Sudáfrica. Transcurre el tiempo y no pasa nada, entonces el gobierno decide investigar que hay en el interior; encontrando un grupo de aliení­genas enfermos e inofensivos. Los extraños seres, una especie de hí­brido entre crustáceo y cucaracha, son ubicados justo debajo de su nave, formando, literalmente, un campo de refugiados.

Utilizando el recurso del falso documental, a manera de reportaje de televisión, la pelí­cula inicia a ritmo vertiginoso, que logra mantenerse durante los primeros veinte minutos, en los que plantea una crí­tica directa a la segregación racial, el mal trato a los inmigrantes, la manipulación que de la miseria hacen los gobiernos (en este caso el de Sudáfrica) y las grandes corporaciones; entre otras cosas.

La cámara de Blomkamp muestra con total franqueza y conocimiento de causa, obtenido porque creció en Johannesburgo, los desmanes de un régimen que desprecia a todos los que son diferentes. Pero no sólo la gente en el poder tiene tal comportamiento, también los habitantes de la ciudad, ellos dejan salir su desconfianza y desprecio a quienes consideran están ocupando espacio y gastando el dinero que les pertenece. En ese sentido no hay alegorí­as, ni metáforas, es la recreación de la realidad, la puesta en escena del apartheid. Partiendo de ese punto, es posible decir que el relato tiene alcances globales, ahí­ si se puede hacer analogí­a con la polí­tica que muchos paí­ses desarrollados tienen con respecto a los inmigrantes.

Pasada la primera parte el ritmo decae y el contenido social es sustituido por la acción y el entretenimiento, en donde lo más interesante es el cambio cualitativo que va sufriendo el personaje principal, Wikus van der Merwe, interpretado por Sharlto Copley, quien es el único que tiene un papel bien desarrollado; los demás son simples comparsas.

Cerca estuvo la segunda parte de echar a perder la totalidad, casi lo logra, pues aquí­ se utilizan todos los lugares comunes del género y las referencias a otros tí­tulos son recurrentes; además, en la búsqueda de satirizar se llega a estigmatizar a los habitantes de Nigeria, porque no se habla de un grupo determinado, se generaliza.

Distrito 9 es una producción que vale la pena ver, pero hay que tomar en cuenta el cambio de enfoque que sufre después de la primera parte, para no decepcionarse. Hay que anotar que el conjunto es desequilibrado, tiene momentos para reflexionar y para divertirse.

Clasificación 7/10
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FICHA Tí‰CNIA


Tí­tulo: District 9

Dirección: Neil Blomkamp

Producción: Peter Jackson

Guión: Neill Blomkamp y Terri Tatchell

Música: Clinton Shorter

Reparto: Shartlo Copley, Jason Cope y Robert Hobbs

Paí­s: Nueva Zelanda

Año: 2009

Duración: 112 minutos

Productoras: WingNut Films, QED International, Key Creatives y Wintergreen Productions

Distribución: TriStar Pictures

Presupuesto: US$ 30.000.000

PRODUCCIí“N


El productor Peter Jackson planeaba producir una adaptación para la gran pantalla de la franquicia de videojuegos de Halo con la dirección por primera vez de Neill Blomkamp. Debido a la falta de financiación la adaptación de Halo fue pospuesta. Jackson y Blomkamp discutieron perseguir un proyecto alternativo y finalmente escogió producir District 9. Blomkamp habí­a dirigido anuncios y cortometrajes anteriormente, pero District 9 era su primer largometraje. El director co-escribió el guión con Terri Tatchel y escogió filmarlo en Sudáfrica, donde él mismo habí­a nacido. En District 9, Tatchell y Blomkamp emularon el mundo explorado en su cortometraje «Alive in Joburg», escogiendo personajes, eventos y conceptos que encontraban interesantes y recreándolos para el largometraje.

La pelí­cula fue filmada en Chiawelo, Soweto durante un tiempo de malestar en Alexandra, Gauteng y otras ciudades sudafricanas referente a enfrentamientos entre sudafricanos nativos y africanos nacidos en otros paí­ses.[3] La localización que representa District 9 era de hecho un suburbio improvisado del que la gente estaba siendo forzosamente reubicada hacia viviendas subvencionadas por el gobierno.

Blomkamp ha dicho que ninguna pelí­cula ha influenciado District 9 pero cita pelí­culas de ciencia ficción como Alien, The Terminator, Terminator 2: Judgement Day, Predator, Alien Nation y RoboCop como influencias subconscientes. El director ha dicho, «No sé si la pelí­cula tiene ese sentimiento o no para la audiencia, pero querí­a que tuviese esa rigurosa sensación de 1980 – No querí­a que se viese brillante y pulida.»