Distintos raseros


La aplicación de la ley tendrí­a que ser siempre pareja, tanto para los habitantes de cualquier paí­s como en las relaciones entre distintos Estados sujetos al derecho internacional, pero ocurre que en uno y otro caso siempre resulta que hay distintos raseros para juzgar situaciones iguales y por lo tanto se burla a la verdadera justicia. El conflicto en el Cercano Oriente es un caso que ejemplifica lo dicho, puesto que todas las normas del derecho entre Naciones salen sobrando porque Israel simplemente no se ajusta a ellas y al gozar del pleno respaldo de potencias como los Estados Unidos y de influyentes sectores en otros paí­ses del mundo puede operar con la más absoluta impunidad.


Si algún paí­s árabe o una fuerza palestina estuviera realizando una ofensiva tan brutal como la que realiza Israel en Gaza, sin duda alguna que ya hubiera habido presión mundial para el cese de las hostilidades, cosa que no ocurre ahora. Es cierto que se trata de un conflicto en el que no hay niños vestidos de primera comunión y que uno y otro lado han usado y abusado del terror como instrumento para imponer su propia ley. Pero es patético que ninguna de las resoluciones de Naciones Unidas con relación al caso haya sido tomada en cuenta, no obstante que fue ese mismo foro multinacional el que dio lugar al origen del Estado de Israel y eso debiera convertirlos en devotos del sistema de Naciones Unidas.

Pero es el caso del alumno que, sabiendo que tiene la protección decidida y absoluta del más fuerte de la clase, se comporta abusivamente con el resto de sus compañeros porque ese grandote, en cualquier circunstancia y sin que importe quién tiene la razón, siempre estará presto para intervenir con su fuerza a favor del protegido. El derecho internacional moderno tiene como objetivo esencial al normar las relaciones entre los Estados, la intención de evitar conflictos y guerras sangrientas. Desafortunadamente tiene un pecado original al haber dejado en manos de un Consejo de Seguridad en el que cinco potencias tienen derecho a veto, las decisiones más urgentes y cruciales.

Eso es lo que rompe por completo con la posibilidad de mantener la paz en momentos decisivos porque ya sabemos que si en medio del pleito está Israel, la posición de Estados Unidos no tiene siquiera que ser analizada porque, sea bajo el mando de demócratas o republicanos, es incondicional en apoyo de una de las partes.

Reiteramos nuestra creencia de que ese conflicto sólo será superado cuando se reconozca el derecho palestino a un Estado y cuando se sometan las diferencias al tenor del derecho internacional.