Casi dos años después del inicio de un inédito y duro conflicto bilateral por la instalación de plantas de celulosa a orillas de un río limítrofe, Argentina y Uruguay entablarán hoy en Madrid un «diálogo directo» en el cual España cumple un papel de «facilitador».
Nutridas delegaciones de ambos países rioplatenses se darán cita hoy en el Palacio Santa Cruz, sede del ministerio español de Asuntos Exteriores, que marcará el comienzo de una primera ronda de un «diálogo directo y franco a puertas cerradas», explicó a la AFP una fuente diplomática española.
Los 14 integrantes de la delegación argentina y los ocho de la comitiva uruguaya se reunirán jueves y viernes en Madrid en presencia del embajador español Juan Antonio Yáñez Barnuevo, emisario del rey Juan Carlos.
Hoy por la noche, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y los jefes de las delegaciones -sus homólogos argentino, Jorge Taiana, y uruguayo, Reinaldo Gargano- mantendrán un primer encuentro «a puertas cerradas», precisó la fuente diplomática consultada.
En su calidad de anfitrión, España ofrecerá luego una cena a las comitivas.
Las sesiones de trabajo se desarrollarán jueves y viernes en el palacete de la Quinta de El Pardo, periferia norte de Madrid.
«Es una reunión sin agenda, para dialogar. No es una negociación», afirmó la misma fuente. «Se trata de sentarse a hablar del tema», añadió.
Esta primera ronda de «diálogo directo» es fruto de la labor de acercamiento entre las partes que desde noviembre de 2006 llevó adelante el embajador Barnuevo, luego de que el presidente argentino Néstor Kirchner pidiera al Rey de España su mediación en el conflicto.
Uruguay y Argentina están enfrascados desde hace casi dos años en un inédito conflicto bilateral generado por la instalación de una planta de celulosa de la finlandesa Botnia en Fray Bentos (300 km al noroeste de Montevideo), a orillas del Río Uruguay, limítrofe entre ambos países.
El conflicto, que llegó hasta instancias judiciales internacionales, involucraba inicialmente a la papelera española Ence, que decidió relocalizar su planta en otra parte de Uruguay.
Buenos Aires afirma que la planta de celulosa provocará daños medioambientales y económicos pues afectará al turismo de la región, mientras que Montevideo responde que la contaminación será mínima y rechaza los cortes de puentes que unen ambos países por parte de ecologistas y vecinos del lado argentino desde hace varios meses.
Argentina reclama a Uruguay la relocalización de la planta de celulosa y Uruguay considera que esa exigencia es inaceptable.
«España no va a proponer soluciones», subrayó la fuente diplomática, que insistió en el papel de «facilitador, de buenos oficios y no de mediación» de la Corona española. «Serán las partes» las encargadas de buscar soluciones, insistió.
Uruguay se limitará a escuchar eventuales iniciativas de las otras partes, sin hacer nuevas propuestas, adelantaron la semana pasada en Montevideo fuentes diplomáticas de ese país.
«Iremos abiertos al diálogo, pero firmemente decididos a defender el derecho soberano del país», afirmó el lunes antes de viajar a Madrid el canciller uruguayo.
Del otro lado del Río de la Plata, y al día siguiente de que el jefe de gabinete de Kirchner, Alberto Fernández, recibiera a defensores del medio ambiente, fuentes oficiales indicaron que el gobierno espera que Uruguay brinde detalles sobre los riesgos ambientales de la papelera.
Botnia anunció semanas atrás que su planta, de la que saldrá un millón de toneladas de celulosa hacia Europa y Asia, empezará a producir en julio o agosto próximos.