Disminuye a 68 la cifra de muertos en Noruega


DISMINUYE

La policí­a redujo el lunes de 86 a 68 el total de ví­ctimas fatales en el ataque a tiros contra jóvenes en una isla de Noruega y reconoció que sus cifras iniciales fueron elevadas más de la cuenta.

Por IAN MacDOUGALL y LOUISE NORDSTROM
OSLO / Agencia AP

El número total de muertos en ambos ataques se redujo de 93 a 76, aunque a pesar de ello persiste como una de las más graves matanzas colectivas perpetradas en tiempos de paz en los últimos tiempos.

El portavoz de la policí­a Oystein Maeland dijo que la cifra errónea y elevada surgió en momentos en que la policí­a y socorristas se concentraban en la asistencia a los sobrevivientes y en proteger la zona, aunque no abundó en mayores detalles sobre las razones de la cuenta excesiva.

La policí­a también elevó de siete a ocho el número de ví­ctimas fatales del atentado con bomba ocurrido afuera de las oficinas de gobierno en Oslo antes del ataque a tiros contra los jóvenes.

Anders Behring Breivik confesó ser autor de ambos atentados pero rechazó su responsabilidad penal y se declaró inocente en su primera comparecencia. Dijo ante la corte que deseaba salvar a Europa de la inmigración musulmana y advirtió que su red terrorista cuenta con otras dos células.

La corte ordenó que se mantenga a Breivik detenido durante ocho semanas mientras los fiscales prosiguen las investigaciones, cuatro de ellas en aislamiento, bajo el argumento de que podrí­a alterar evidencia si es puesto en libertad.

Es común que los acusados comparezcan cada cuatro semanas ante la corte mientras los fiscales preparan el caso y un juez puede autorizar la detención continua del procesado. Los periodos largos de detención no son inusuales en los casos graves.

En un manifiesto que difundió en internet, el sospechoso dejó claro que pretendí­a convertir su comparecencia en un espectáculo, para lo cual habí­a preparado de antemano un discurso que leerí­a en su audiencia.

Breivik habí­a solicitado que su comparecencia fuera abierta al público y se le permitiera portar un uniforme. Ambas peticiones le fueron denegadas.

El sospechoso dijo que perpetró el atentado con bomba en Oslo y la matanza a tiros de jóvenes en la isla de Utoya como estrategia de «mercadotecnia» para su manifiesto en el que convocaba a una revolución en la que se erradique a los musulmanes de Europa.

«La operación no tení­a como fin matar a tantas personas como fuera posible, sino enviar una señal firme para que quedara claro que mientras el Partido Laborista mantenga vigente su mentira ideológica y continúe la deconstrucción de la cultura noruega y la importación masiva de musulmanes, entonces ellos deben asumir la responsabilidad de esta traición», de acuerdo con la traducción de las palabras de Heger al término de la audiencia.

Breivik aludió a otras dos «células» de su red, a la que imagina como nuevos Caballeros Templarios, los cruzados medievales que protegí­an a los peregrinos cristianos en Tierra Santa. En una parte de su manifiesto, Breivik se refirió con brevedad a la intención de contactar a otras dos células, pero no se facilitaron ulteriores detalles.

Las autoridades de seguridad europeas dijeron que estaban al tanto de la intensificación de las comunicaciones en internet de individuos que afirman pertenecer al grupo de los Caballeros Templarios.

Dijeron que investigan las afirmaciones de que Breivic y otros individuos de extrema derecha asistieron a una reunión del grupo efectuada en 2002 en Londres.

En antelación a la audiencia, reporteros y residentes se arremolinaron afuera de la corte para echar un primer vistazo de Breivik desde la comisión de los ataques. Cuando un vehí­culo avanzaba entre la multitud, diversas personas golpearon las ventanas y una gritó algo ante la creencia de que Breivic iba dentro.

En entrevista difundida en el tabloide sueco Expressen, el padre del sospechoso afirmó que estaba avergonzado e indignado por los actos de su hijo y habrí­a deseado que éste se hubiera suicidado.

«No me siento como su padre», dijo el ex diplomático Jens David Breivik en su casa en el sur de Francia.

El primer ministro Jens Stoltenberg encabezó el lunes una ceremonia nacional de un minuto de silencio por las ví­ctimas de ambos ataques durante un acto en las escalinatas de la universidad en Oslo próximas a una flama.

Asistieron al acto el rey y la reina de Noruega, en tanto que los paí­ses vecinos de Dinamarca y Suecia expresaban su solidaridad por las ví­ctimas.

CONSECUENCIAS
Temen «islamofobia»


Algunas mezquitas en Gran Bretaña están aumentando la seguridad después de que la reciente masacre en Noruega fuera atribuida a un hombre que teme que los musulmanes se estén apoderando de Europa, un ataque que expone el fracaso para erradicar la islamofobia en el continente.

Los lí­deres europeos pudieron incluso haber alimentado los temores hacia el islam a través de acciones como prohibir el uso de velos en público encaminadas a calmar a una mayorí­a no musulmana sobre el crecimiento de la población musulmana en el continente.

Los lí­deres musulmanes dicen que es hora de que los gobiernos despierten y atiendan las amenazas de extremismo antiislámico y dejen de complacer a los movimientos nacionalistas de extrema derecha que han logrado avances en la polí­tica desde Holanda hasta Austria. Sin embargo, es poco probable que las actitudes europeas cambien de la noche a la mañana.

«La gente está mirando por encima de sus hombros y temen que seamos el siguiente objetivo», dijo el domingo Mohamed Shafiq, de la Fundación Ramadhan Foundation, una de las organizaciones musulmanas en Gran Bretaña.

Shafiq habló por teléfono con The Associated Press al margen de un encuentro internacional de estudiantes y lí­deres musulmanes. «Como resultado, hemos dicho a la gente que vigilen más y que se aumentará la seguridad en las mezquitas».

Mohamed Bechari, jefe de la Conferencia Islámica Europea, informó que a pesar de que millones de musulmanes nacieron en Europa y se han integrado en sociedades que se consideran a sí­ mismas abiertas y tolerantes, «hay un aumento en la islamofobia. Los sentimientos de racismo y antimusulmanes se han convertido en la norma».

Horas después del ataque terrorista de Noruega del viernes, en Bélgica entró en vigor una ley que prohí­be el velo musulmán, según las autoridades, por razones de seguridad. Francia, que tiene la población musulmana más grande en el oeste europeo, tiene una ley similar, y Suiza ha prohibido nuevos minaretes de mezquitas.

La pared de una mezquita en el pueblo ruso de Berezovsky fue pintada la madrugada del viernes con la leyenda «Â¡Rusia para los rusos!», de acuerdo con el sitio Islamnews.ru. Los cementerios musulmanes en Francia son vandalizados regularmente.

Cuando se supo del ataque en Noruega, la sospecha cayó de inmediato en los extremistas islámicos, responsables de algunos de los peores horrores en la historia reciente de Europa.

Que el principal sospechoso resultara ser un hombre rubio con puntos de vista cristiano-fundamentalistas y antimusulmanes tomó a muchos desprevenidos y expuso una impulsiva islamofobia que pone a los lí­deres europeos ante un nuevo desafí­o.

El terrorismo islámico es una amenaza real para Europa. La islamofobia canalizada por grupos de extrema derecha podrí­a ser una amenaza más grande de la que muchos calcularon. Los gobiernos deben tratar de acabar con ambos, mientras persuade a sus poblaciones de que los musulmanes como comunidad no son una amenaza para el futuro del continente.

Es incierto si el monstruoso ataque de Noruega, ampliamente condenado por lí­deres religiosos y polí­ticos de todo el espectro, sacudirá a los lí­deres europeos para atacar la islamofobia con el mismo fervor visto en la lucha contra el terrorismo islámico.