Existe discusión acerca del tema de la infidelidad y para la persona que ha sido sujeta de la misma, le parece un acto poco entendible, confuso y de poca sensibilidad hacia esta. La pareja al constituirse como tal, promete fidelidad dentro de la relación. Por lo que la infidelidad llega a ser vista como una traición, un acto deshonesto, una falta de integridad de ese ser quien ha sido infiel.
Una doble situación ante este tema. Cuando la infidelidad ocurre a terceras personas, es causa de picardía, de tema para platicar, chismosear y pasar el tiempo. Pero cuando ocurre en primera persona, el dolor es intenso y perjudica de manera importante a esta. De tal modo que mientras unos la gozan otros la sufren.
La infidelidad se refiere a las relaciones amorosas que se establecen con personas distintas a la pareja. Que se mantienen en secreto, que son referidas como vividas desde un prisma fulguroso y pasional intenso. Lo más importante para definir su concepto es la falta que se comente ante el compromiso de fidelidad que se realiza en la formación de una relación. Por lo que puede significar carencia de lealtad, falsedad, ingratitud, villanía, engaño, entre otras cosas.
Para el autor colombiano, Gabriel García Márquez, se puede ser infiel sin ser desleal. Una aclaración de ello, sería necesaria, ya que las definiciones de infidelidad engloban a la deslealtad. Pero en fin, cada cabeza es un mundo, y a veces, tal vez, se necesite justificar un proceder.
En el consultorio de los profesionales de la psiquiatría cada vez es más frecuente esta situación como un motivo más de consulta. Ya que intranquiliza la vida de las personas, su estabilidad emocional, su reevaluación de la vida y de sus lazos humanos, su seguridad familiar, laboral, económica y social. Y con cierta frecuencia las personas que sufren una infidelidad plantean el hecho de llegar a un acto suicida.
Es de considerar que las relaciones de pareja persistan mientras dure el amor y no hasta que la muerte los separe. Ya que si se considera solamente esta última opción habrían muchos más muertos que en el momento actual. Todo es posible que suceda, por lo cual cabe el dicho: “No hay que decir de esta agua no beberé”. Sin embargo, si se llega a beber es prudente meditar acerca de sus consecuencias.
No creo que existan datos estadísticos confiables ante este tema, debido a su conducta secreta. Sin embargo, el mayor número de reportes considera que los hombres son más infieles que las mujeres. Se dice que el 50% de mujeres casadas se encuentran viviendo con un hombre que les ha sido o les será infiel. Y el 90% de los que traicionan a su pareja lo hacen con personas menos atractivas. Los hombres con más dinero son proclives a ser más infieles. En la apreciación clínica, de manera habitual un hombre infiel persigue que su esposa le perdone por serlo, sin embargo, de manera contraria, no se encuentra dispuesto a perdonarla a ella ante una acción similar.
La infidelidad es vista desde variadas perspectivas: moral, religiosa, cultural, social, legal y genérica entre otras. Ante esta última, esta conducta ha sido más reprobable en las mujeres que en los hombres como un producto más del machismo.
No se pretende aprobar ni desaprobar, sino la comprensión del fenómeno, desmenuzar la infidelidad con este fin. Es algo que sucede y de manera probable continuará sucediendo. Y todas las aportaciones que puedan hacer en relación a la ampliación de esta temática serán bienvenidas.