Algunos de los empresarios chinos más importantes del planeta se reunieron esta semana en Pekín para debatir las virtudes del «socialismo al estilo chino» y alabar los méritos de una «economía de mercado socialista».
Vestidos a la usanza occidental, sobrios e impecables, a veces de corbata roja, estos representantes del sector petrolero, aeronáutico o de las tecnologías de la información están al frente de las empresas públicas chinas bautizadas SOE por sus siglas en inglés (state-owned enterprise, empresas de propiedad estatal).
También son delegados del Partido Comunista chino, en congreso desde el lunes, provenientes del mundo empresarial y reunidos a ese título para debatir y aprobar, a veces enfáticamente, sus conceptos de desarrollo racional y de sociedad armoniosa.
«En un contexto de competencia internacional, hay que mostrar que el socialismo con las características chinas es la vía correcta», comentó Fu Chengyu, presidente de la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC).
Algunos de sus colegas subrayaron que ganar dinero, para una empresa pública, es un deber.
«Para el desarrollo económico hay que acumular riqueza», declaró Li Jiaxiang, presidente de Air China.
Bajo las arañas monumentales de una sala que lleva el nombre de la capital financiera y económica del país, Shanghai, 47 empresarios se reunieron bajo la batuta de Li Rongrong, que dirige la Comisión de Gestión y Vigilancia de los Activos del Estado (SASAC).
Casi todos son hombres y sólo hay seis mujeres entre los dirigentes, que incluyen a los responsables de los tres gigantes petroleros (además de Fu de CNOOC, Jian Jiemin de Petrochina y Su Shulin de Sinopec), de China Telecom (Wang Xiaochu) y de COSCO, el gigante del transporte marítimo (Wei Jiafu).
Los empresarios están al frente de 119.000 empresas estatales según un recuento de 2006, tras un movimiento de reestructuración en este sector de fuerte pasivo en los últimos años que se tradujo en cierres masivos.
Entre 2003 y 2006, 31.000 SOE desaparecieron.
Pero el gobierno se enorgullece hoy de resultados claramente en alza: en el periodo, la facturación del conjunto de las empresas públicas aumentó un 50,9%, según sus estadísticas, y subió a 16,2 billones de yuanes (2,074 billones de dólares al tipo de cambio de fines de 2006).
El total de los beneficios subió un 147,3% y alcanzó los 1,2 billones de yuanes (154.000 millones de dólares), un alza anual promedio de 35,2%.
Las empresas que dependen directamente del gobierno central, y por lo tanto de la SASAC, pasaron en este periodo de 196 a 155 y representaron la mitad de la facturación de 2006 (8,3 billones de yuanes), en alza de 85,3% comparado con 2003; sus beneficios fueron de 768.150 millones de yuanes, un progreso de 155,5%.
Con estas estadísticas, Li Rongrong se proclama el apóstol de la nueva economía china. «Hay que profundizar las reformas», asegura el presidente de la Comisión.