El presidente ruso, Vladimir Putin, se reúne el viernes con su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, una señal de apoyo al cada vez más aislado dictador de la ex república soviética.
Son pocos los datos que se conocen sobre la agenda de la visita de Putin en la que, según los rumores, podría discutir ese plan –postergado en el tiempo– de unión de la pequeña Belarús a Rusia.
La tan mentada unión ruso-bielorrusa fue barajada en los últimos días por los analistas como una posibilidad para que Putin permanezca en el poder, al frente de la nueva entidad que se crearía, cuando deba abandone el Kremlin tras las elecciones presidenciales de 2008.
La visita de Putin a Minsk se vio empañada por la violenta dispersión policial de una manifestación, el miércoles, en la capital bielorrusa, convocada contra la hipotética unión Rusia-Belarús y contra el presidente ruso.
Varios opositores pro-europeos resultaron heridos y tuvieron que ser hospitalizados.
La represión desató una dura protesta del gobierno de Estados Unidos, que considera a Lukashenko «el último dictador de Europa».