Brown tratará de dar en esta conferencia anual un nuevo impulso a su Partido Laborista, desgastado por 12 años en el poder y criticado por su gestión de la crisis económica.
El clima de desconfianza hacia el gobierno quedó ilustrado en un nuevo sondeo publicado este martes, que coloca por primera vez desde 1982 a los laboristas en tercera posición, con 24% de las intenciones de voto, por detrás de sus opositores conservadores (36%) y liberal-demócratas (25%).
Según este mismo sondeo, 69% de los británicos desaprueban la gestión del primer ministro a sólo unas meses de las elecciones esperadas a más tardar en junio de 2010.
Brown debería centrar su discurso en la lucha contra el crimen, un tema que interesa a las clases medias y populares que están desertando a los laboristas para apoyar a los conservadores liderados por David Cameron.
«Cada vez y en cualquier lugar donde haya comportamiento antisocial, allá estaremos para combatirlo», debe declarar Brown, según su entorno. «No nos quedaremos sin hacer nada viendo como las vidas de la mayoría que respeta la ley son perturbadas por la conducta de una minoría que no lo hace».
Gran Bretaña se estremeció en los últimos días con los detalles de un caso en el que una madre se suicidó y mató a su hija minusválida prendiéndole fuego al coche familiar tras haber soportado durante años los abusos y actos de violencia de una banda de jóvenes.
Según la misma fuente, Brown debería anunciar una serie de medidas destinadas a las «familias con problemas». Una de ellas consistirá en impulsar el programa que obliga a los padres cuyos hijos tienen un comportamiento inadecuado a aceptar un seguimiento de los servicios sociales, so pena de perder las ayudas sociales.
También debería tomar medidas drásticas contra las personas que cometieron infracciones bajo los efectos del alcohol.
Con este endurecimiento, Brown vuelve a una temática que le funcionó a su antecesor Tony Blair. Cuando llegó al poder, en junio de 2007, Brown optó inicialmente por centrar sus esfuerzos más en la prevención que en el castigo.
Brown también anunciará su disposición a debatir en televisión con su rival conservador David Cameron, al que todos los sondeos ven ya como el próximo primer ministro, y con el líder del partido Liberal-demócrata Nick Clegg durante la campaña, según la BBC.
Estos debates serían una primicia en Gran Bretaña, donde los líderes de los tres principales partidos nunca han mantenido un debate televisivo antes de unas elecciones generales.
Brown, que ha sido cuestionado sobre su liderazgo e incluso sobre su estado de salud, necesita tener una actuación sólida para acallar a sus críticos.
Su ministro de Comercio, Peter Mandelson, número dos de facto del gobierno, calentó motores el lunes para el primer ministro con un discurso entusiasta.
Mandelson insistió que las elecciones estaban todavía «abiertas».
Otro peso pesado del Laborismo, el secretario de Justicia Jack Straw, reforzó el mensaje en su discurso de este martes: «He aprendido una cosa: Nunca hay que descartar a los laboristas».