Discretas conversaciones entre Chávez y las FARC


Hugo Chávez (D), presidente de Venezuela, se reunió con los lí­deres de las FARC en Caracas, para evitar la inmediación de la prensa.

Las conversaciones entre representantes de las FARC y el presidente venezolano, Hugo Chávez, con vistas a una liberación de los rehenes en poder de esa guerrilla colombiana se desarrollan discretamente en Caracas, a pesar de las irrupciones mediáticas del mandatario.

Jean-Luc Porte (AFP)

Lejos de las cámaras y los micrófonos, Chávez se reunió el jueves de noche con un comandante de las FARC, Iván Márquez, antes de declararse «más optimista que nunca», durante un breve discurso.

Solicitado para facilitar un intercambio de 500 rebeldes presos en Colombia por 45 rehenes de la guerrilla, entre ellos tres estadounidenses y la ex candidata presidencial colombo-francesa Ingrid Betancourt, el presidente venezolano destacó que «seguí­a en la agenda» un encuentro con el lí­der de las FARC, Manuel Marulanda, aunque admitió que aún faltaba «saber dónde, cuándo y cómo».

Chávez y Márquez no fueron concretos a la hora de describir el estado de las conversaciones en curso, tanto los avances como los bloqueos, e incluso el presidente colombiano, Alvaro Uribe, declaró el jueves de noche «ignorar todo» acerca de esa reunión.

También presente en Caracas, la senadora opositora colombiana Piedad Córdoba, muy cercana a Chávez, afirmó que Ingrid Betancourt, estaba «viva».

«Por lo que sé, todos los rehenes están vivos o vivas», subrayó. Una información confirmada por el comandante Márquez, el emisario del secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas).

Por su lado, el alto comisionado del gobierno colombiano para la paz, Luis Carlos Restrepo, indicó que se habí­a optado por «apartar a los medios de estas negociaciones».

«LLevar adelante este asunto a través de los medios es muy arriesgado y nos expone a un fracaso», agregó Restrepo, para quien «generalmente cuando los medios de comunicación hacen mucho ruido, no pasa nada, mientras que a la inversa, cuando las negociaciones avanzan, los medios saben muy pocas cosas».

Durante este tiempo, el presidente Chavez divulga informaciones con parsimonia sin dar precisiones sobre las negociaciones y manteniendo en secreto el lugar donde se desarrollan.

Anteriormente habí­a hecho referencia a una primera conversación con el emisario del jefe de las FARC. Un Chávez enigmático se habí­a limitado a anunciar nuevas reuniones «para encontrar una solución», aunque luego agregó: «pero no es fácil».

Esas primeras reuniones son «importantes», escribe el semanario comunista colombiano Voz, ya que demuestran el acuerdo de las FARC con estas negociaciones. Pero «no hay que esperar que se adopten en seguida grandes decisiones», señala Voz.

Familiares de rehenes que pidieron mantenerse en el anonimato estiman que la opacidad que rodea las conversaciones era «esperable, ya que en caso contrario aparecerí­an los obstáculos, como ya ocurrió en el pasado».

Durante un encuentro el 12 de octubre en Colombia, los presidentes Alvaro Uribe y Hugo Chávez se comprometieron a negociar de forma discreta y a mantenerse mutuamente informados.

Sin embargo, Uribe afirma que hasta ahora no ha sido informado de las conversaciones. Restrepo dijo el jueves que «el gobierno colombiano debe ser el primero en conocer lo que se ha acordado y los resultados».

El presidente Uribe dijo este viernes que se reunirá con Chávez, a quien «escuchará» sobre su reunión del jueves con delegados de las FARC.

«Voy a escuchar al presidente sobre la reunión que tuvo para buscar la liberación de los secuestrados que están en poder del grupo narcoterrorista de las FARC», dijo Uribe a periodistas en Santiago, donde participaba en la XVII Cumbre Iberoamericana.

El analista Carlos José Herrera, director de la cátedra de Resolución de Conflictos de la Universidad jesuita Javeriana, considera que se trata «de un método casi perfecto para realizar esta negociación», al referirse a la discreción que rodea a las conversaciones.

«Es la única opción sensata porque la menor declaración pública serí­a interpretada y utilizada polí­ticamente por una de las partes», explicó.