Discreta conmemoración del aniversario


logito

Rusia conmemoró discretamente el vigésimo aniversario del comienzo del intento golpista que derivó en la desintegración de la Unión Soviética, con apenas 100 personas reunidas ayer en el lugar donde decenas de miles se congregaron en 1991.

Por JIM HEINTZ MOSCU / Agencia AP

Ni el presidente ruso ni el primer ministro mencionaron el aniversario en sus presentaciones públicas ayer, en un reflejo de la profunda ambivalencia de muchos rusos sobre los acontecimientos que los precipitaron tanto en euforia como en ansiedad.

El intento de golpe fue iniciado por un grupo de comunistas de lí­nea dura que pusieron al lí­der soviético Mijaí­l Gorbachov bajo arresto domiciliario en su residencia de vacaciones, temiendo que su acuerdo pendiente para permitir mayor soberaní­a a las repúblicas soviéticas condujera al desmembramiento de la unión.

Pero la enérgica oposición pública debilitó el golpe, sobre todo la movilización de decenas de miles de personas que se reunieron en torno de la sede central del gobierno ruso donde el presidente ruso Boris Yeltsin desafió a los golpistas encaramado en un tanque de guerra.

El golpe se desplomó tres dí­as después y Gorbachov regresó a Moscú, aunque su poder y credibilidad se vieron fatalmente debilitados. Las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania fueron autorizadas a independizarse de la Unión Soviética en cuestión de semanas, y toda la unión se desintegró en diciembre.

El colapso condujo a una severa situación económica para decenas de millones de personas, a un perí­odo prolongado de caos polí­ticos y al surgimiento de magnates polí­ticamente poderosos que llegaron a ser conocidos como oligarcas.

Muchos rusos que defendieron a Yeltsin en 1991 dicen ahora que no lo habrí­an hecho de saber lo que ocurrirí­a a la nación durante su mandato.

Pero quienes acudieron al acto del viernes están entre quienes recuerdan con orgullo ese momento en la historia rusa.

«Hicimos lo correcto», afirmó Lyudmila Srkyabina, quien hace veinte años viajaba por Moscú camino de su hogar en San Petersburgo y que decidió quedarse. «Después de todo lo que aprendimos sobre nuestro pasado, sencillamente no deseaba volver al pasado».