Q- Independientemente de discrepancias ideológicas, soy amigo del diputado Leonel Soto Arango, aunque nuestra amistad no sea íntima, y precisamente por ello es que no sé su nuevo número de teléfono, como para haberle llamado tan pronto como me enteré del trágico fallecimiento de su hijo César Leonel.
Si llegás a leer esta breve nota, estimado Leonel, haceme el favor de recibir mi fraternal saludo de condolencia, confiado en que el Altísimo te consolará a vos, a tu esposa y tus otros hijos, y en la certeza de que César está disfrutando de la esperanzadora promesa del Resucitado.
Q- Si la diputada Nineth Montenegro no cuenta con asesor(a) de imagen o estratega político, ella es muy ingeniosa para conducir su campaña electoral en búsqueda de una segunda (¿o tercera?) reelección, y para manejar la campaña electoral de la candidata presidencial Rigoberta Menchú.
Arguyendo que su partido Encuentro por Guatemala carece de recursos económicos para financiar a todos(as) los(as) candidatas de elección popular en los ámbitos presidencial, legislativo y municipal, la legisladora Montenegro se ha valido de argucias para dar golpes de efecto publicitario, como haber acompañado a la Premio Nobel de la Paz y a su candidato vicepresidencial Fernando Montenegro en su camino hacia el Registro Electoral, en un recorrido de dos cuadras a bordo de un autobús urbano, para recibir la documentación que acredita al dúo presidencial de ExG como legalmente inscrito.
Luego, colocó una pila movible en la acera frontal del Congreso y se puso a lavar algunos lienzos, con lo que intentó dar a entender que los trapos sucios legislativos se deben lavar de cara al público, ante las delicias de los transeúntes, y en aras de la transparencia administrativa del Estado.
Y el miércoles anterior apareció en otra camioneta del servicio público, en compañía de más de una decena de mujeres afiliadas a ExG que son candidatas a diputadas, y para su asombro, de pronto surgieron fotógrafos de prensa que, como en las dos ocasiones anteriores, aprovecharon su buen olfato, para captar con sus cámaras el peculiar estilo de promoción electoral de la ocurrente y chispuda diputada Montenegro.
Espero que no se le vaya a ocurrir bañarse desnuda en la pileta o fuente de la Plaza de la Constitución, para demostrar que no tiene nada qué ocultar, porque estaría expuesta a los lentes nada indiscretos de los paparazzis aborígenes ubicados discretamente en los alrededores de la Concha Acústica.
Q- Un tímido lector de esta columna me llamó, aparentemente para preguntarme si yo le concedía crédito a los candidatos presidenciales que, en el foro organizado por la Alianza Evangélica, expresaron casi unánimemente (puesto que doña Rigoberta discrepó disimulada y parcialmente de la mayoría) su oposición a la legalización del aborto y al matrimonio entre homosexuales.
Este amigo terminó coincidiendo conmigo en el sentido de que, esta vez, los presidenciables no fueron hipócritas, a fin de ganarse la voluntad de un auditorio sumamente conservador en materia sexual y otros temas, sino que expusieron el criterio propio, reflejo de la mayoría de los guatemaltecos, que tan sólo hablar de sexo se abochornan.
Q- El pudibundo Vicente Romualdo Fernández asiste a su primera reunión política, y antes de ingresar pregunta al portero:?¿No invitaron a homosexuales, verdá? El tipo repone delicadamente: ?Si me da un besito se lo cuento ¿quiere?