Otro año ha pasado, otro año ya se ha ido, algo hemos aprendido, algo hemos olvidado… letra de una canción que se hace popular en estas fechas navideñas; la traigo a colación porque la asemejo a la conducta de la mayoría de diputados que dan gracias porque se terminan las sesiones de este período legislativo y se van de vacaciones a gozar de un INMERECIDO AGUINALDO.

¿Por qué inmerecido? Pues de manera simple lo expongo: A) porque no  cumplieron a cabalidad con el mandato obtenido de la población; es decir, que no legislaron en beneficio de los intereses populares y sobrepusieron los intereses de la oligarquía a la que sirven de manera dócil para seguir favoreciendo a los verdaderos dueños de Guatemala.

B) La creación de LEYES DE LA VERGÜENZA tales como  la “reforma” fiscal que daña el bolsillo de los más pobres y hasta de los jubilados a partir de enero 2013; más el usufructo de frecuencias de telefonía y televisión sin la consulta obvia a la Superintendencia de Telecomunicaciones, son el claro ejemplo de la abyección, obediencia, sumisión, sometimiento indigno cual fidelidad canina de la actividad congresil que responde al tronar de dedos materializadas en órdenes de sus amos oligarcas.

C) Y ya no digamos que solo de sus amos oligarcas, hay diversas  “corrientes” del narcotráfico que están representadas en el hemiciclo y que por medio de votos llevarán “agua a su molino”; PERO… en materia de legislar para beneficio de la población; hasta ahora… NADA.  Y aunque no deja de sorprendernos la actitud loable del Ejecutivo pidiendo la promulgación de la ley de Desarrollo Rural, no fue sorprendente que también “regalara” parte de la soberanía nacional ubicada en el Puerto Quetzal a una empresa transnacional.

Los diputados se van de vacaciones y como la ley lo manda, TENDRÁN SU AGUINALDO; algunos hasta verán con indiferencia el jugoso monto de lo que les toca, (un salario) ante las millonarias cantidades recibidas en forma individual o global por haber votado a favor de leyes que benefician de forma exclusiva al capital extranjero y en menor parte al de Guatemala.

Y los campesinos quedarán otra vez sin la posibilidad de proyectar planes y programas de desarrollo para sus diferentes comunidades; ellos NO TENDRÁN AGUINALDO y seguirán viviendo en condiciones hasta infrahumanas por la COBARDÍA de los diputados al no tener el valor de beneficiar a la población con la emisión de la Ley de Desarrollo Rural; a pesar que su amo en el Ejecutivo les “pidió” que voten por dicha ley.

¿Cómo se irán a sentir los diputados cuando le deseen “feliz navidad” a la población que los eligió? ¡AH tremenda sarta de hipócritas!, vendepatrias y cobardes asesinos del derecho al desarrollo de la clase indígena y campesina.

La cólera social ante esta situación, desboca en identificar a los diputados con adjetivos porcinos, equinos, caninos y humanos como descendientes directos del ejercicio de la profesión más antigua del mundo; SIN EMBARGO… con ello nada se gana ni se remedia.