Diputados cafres y abusivos se muestran como lo que son…


Para lamento de la población guatemalteca, las personas que integran el Congreso de la República en su calidad de representantes del pueblo, son en su mayorí­a personas que no tienen un grado educativo suficiente para comportarse de acuerdo a la investidura que ostentan.

Fernando Mollinedo

Ser diputado es un honor que corresponde a las personas que por sus méritos se granjearon el voto de los electores, en la condicionante que como representantes de esa población sean portadores de las inquietudes, necesidades y esperanzas de mejorí­a de vida por medio de leyes que satisfagan las necesidades del pueblo.

Sin embargo, el sistema de elección popular adolece de vicios tan tremendos que cualquier «hijo de la Gran Bretaña» (Ver diccionario de guatemaltequismos de don Lisandro Sandoval) puede acceder a esos puestos de DIGNIDAD y de RESPETO sin que se lo merezcan y mucho menos, sepan apreciar tal CALIDAD.

Lo anterior viene a colación de las citaciones e interpelaciones que los diputados hacen a los funcionarios del Organismo Ejecutivo con el fin de conocer los pormenores de la actividad a que se dedican. Lo anterior está en ley; «no hay vuelta de hoja», pero que con esa ocasión traten o se muestren prepotentes y abusivos, que hablen con tono de regaño, como que si fueran jefes o los funcionarios fueran sus empleados… no hay derecho y mucho menos razón.

Hay representantes (diputados) que en forma abusiva, malcriada y sobre todo mal educada, ni siquiera le dan oportunidad al funcionario citado o interpelado a que responda las preguntas que se le formulan; y si el funcionario establece que hay ignorancia por parte de los diputados que los citaron, se ensañan con ponzoñosa conducta en vez de aceptar su ignorancia de los temas que le son formulados a los citados y/o interpelados.

Incluso, hay diputados que tienen la «cola machucada» porque con anterioridad fueron funcionarios y durante su gestión cometieron robos, desfalcos, trinquetes, estafas y tuvieron conductas inapropiadas de tráfico de influencias con o que lograron obtener una solvencia económica, que JAMíS podrí­an haber logrado con un TRABAJO HONRADO y DIGNO.

Pero ahora que son diputados se la llevan de haber sido personas honradas y honorables, LO CUAL NO ES CIERTO pues algunos hasta tienen pendientes cuentas con la justicia. El hecho de ser diputado no implica que SEAN CAFRES, PREPOTENTES, ABUSIVOS, PEDANTES Y MALCRIADOS con las personas que ejercen funciones de empleados y funcionarios públicos.

Cuando terminan su perí­odo de diputados entonces VUELVEN A SER HUMILDES y AMIGABLES; pero es necesario que recapaciten ahora y piensen que NO TODAS LAS PERSONAS SE TRAGAN LAS OFENSAS, algunas esperan que no tengan la inmunidad e impunidad que ostentan ahora para después cobrárselas; luego dirán: pobrecito, si tan buena gente que era. ¿Quieren nombres? En la próxima entrega los daremos.-