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Puede que la embajadora británica, Julie Chappell, no sea una excelente jugadora de futbol, pero tal vez tiene más energí­a que algunos parlamentarios para correr tras el balón y anotar goles, o al menos, eso fue lo que pensaron los espectadores del juego en el que la joven diplomática participó, para sumarse a una causa contra la violencia. 

Chappell, quien fue invitada por el movimiento Jóvenes por Guatemala, para participar en el partido de soccer aseguró después, que como joven y diplomática, está realmente comprometida para colaborar en los proyectos con miras a resolver los problemas del paí­s. Meses después, continúa apoyando al movimiento, en distintas causas por la seguridad y  la justicia. 

De la misma manera, Michelle Ramis, embajadora de Francia, asumió un compromiso, pero en su caso fue con el medio ambiente, en una causa para la reforestación de los bosques. No pensó dos veces en arrodillarse en el suelo para plantar un árbol, mientras que varios niños la observaron e imitaron. 

Ramis participó en una actividad de la Fundación del Bosque Tropical, que trabaja en pro de la conservación del medio ambiente. Actualmente, apoya causas internacionales contra el cambio climático, entre las que destaca 60 minutos por el Planeta. 

Estos son sólo ejemplos de dos embajadoras que cambiaron un antiguo modelo de diplomacia «de oficina», que se limitaba a operar en cocteles y reuniones de alto nivel, alejado por completo de la realidad guatemalteca. 

Pedro Cruz, de la organización Jóvenes por Guatemala, refiere que el apoyo de una diplomática, como Chappell, es de suma importancia en la cruzada por la seguridad y la justicia. 

«El cuerpo diplomático británico nos ha tendido una mano; siempre apoyan nuestras actividades, lo cual resulta muy enriquecedor para nuestra labor», resalta Cruz, quien  se encuentra al frente del movimiento juvenil. 

DIíLOGO 

Stephen McFarland, el embajador de los Estados Unidos, destaca entre la diplomacia como uno de los funcionarios más relacionados con organizaciones sociales y cercanos a las causas de la sociedad civil. 

El norteamericano fue el foco de atención, poco después de su llegada al paí­s, cuando se acercó a una manifestación de sindicalistas y saludó a los estudiantes de la universidad estatal, durante un desfile tradicional del Viernes de Dolores.  

También fue notoria su presencia en los funerales de un bebé, de 2 meses, quien falleció como consecuencia de un ataque armado dentro de un autobús urbano; el diplomático manifestó su solidaridad con la familia del menor de edad y condenó lo sucedido.  

En ese sentido, la representación de Estados Unidos, junto a la de España, se encuentra a la cabeza en los programas de cooperación con el sector justicia, a la vez que se encuentran entre el grupo de cooperantes de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala. 

En el ámbito de la seguridad, la embajadora de España, Carmen Dí­ez Orejas, recientemente presentó una iniciativa que pretende garantizar la seguridad de los defensores de derechos humanos en el paí­s, a quienes se considera un grupo altamente vulnerable frente a la violencia. 

La delegación ibérica, a cargo de Dí­ez, también está al frente de programas de desarrollo social, entre los que destaca una iniciativa para facilitar el acceso al agua potable y el saneamiento de comunidades pobres en el occidente. 

Otro aspecto que resalta, son los proyectos de España para el desarrollo cultural, a través de centros de formación en la Ciudad de Guatemala y la Antigua Guatemala. 

Sin embargo, el Viejo Continente concentra buena parte de sus esfuerzos en cooperación a través de la Unión Europea (UE), que ha realizado las más importantes donaciones en materia de seguridad alimentaria.

La UE es uno de los cooperantes más importantes; las lí­neas de acción son variadas y los proyectos se realizan en corto, mediano y largo plazo.

Aunque reconoce que el apoyo financiero es fundamental, para Raquel Zelaya, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), los aportes de la Comunidad Internacional a Guatemala «van más allá de las donaciones económicas y los proyectos sociales».

Zelaya explica que el apoyo diplomático también se manifiesta en la polí­tica exterior, a lo interior de las organizaciones globales y regionales, y en el intercambio cultural, educativo y tecnológico.

 

«Tampoco hay que olvidar que las funciones de la diplomacia también están encaminadas a promover el intercambio comercial y fortalecer la información del comercio, como puede ser con los informes que brindan a las calificadoras de riesgo.

COOPERACIí“N  

En cuanto a cooperación, Guatemala es receptor de una amplí­a gama de donaciones y proyectos de los paí­ses con los que mantiene relaciones; los programas se concretan con el apoyo y trabajo directo de los diplomáticos.

En el caso de Venezuela, el embajador Orlando Torrealba Jiménez coordinó el enví­o de varias toneladas de alimentos, para que éstos fueran distribuidos entre las ví­ctimas de la pertinaz sequí­a que afecta al Corredor Seco.

Asimismo, trabaja en la instalación de un hospital pediátrico de primera clase, con el que se espera atender a centenares de menores de edad que actualmente no cuentan con acceso a los servicios básicos de salud.

De la misma manera que Cuba, ofrecen cirugí­as oculares gratuitas con el programa Operación Milagro, y la isla desarrolla con éxito el programa Yo Sí­ Puedo, con el que se pretende erradicar el analfabetismo de las áreas rurales más pobres del paí­s.

Rusia, por su parte, fortalece los lazos de cooperación a través de un centro cultural y el intercambio educativo, con un programa de becas para los estudiantes universitarios.

El Gobierno de Japón, a través de su sede diplomática, trabaja en cooperación con el Ministerio de Cultura y Deportes, en un proyecto para proteger los bienes culturales de las reservas y parques nacionales de Petén.

Esto, mientras que Taiwán ofrece ayuda en infraestructura vial, atención médica en el área rural y el intercambio educativo con becas de estudio en el exterior, para estudiantes de nivel superior.

«Puede que muchos de los diplomáticos no sean mediáticos, pero es seguro que hacen un gran esfuerzo y trabajan muy duro para desarrollar los proyectos que necesitan los guatemaltecos», refiere el analista Luis ílvarez.

De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, Guatemala mantiene relaciones diplomáticas con 149 paí­ses de los cinco continentes del globo, aunque entre el listado no se encuentra la República Popular de China, también conocida como la «China Roja».

Al respecto, ílvarez considera que el Gobierno debe evaluar las condiciones que imponen los paí­ses con los que se entablan relaciones, para evitar de que se afecten los lazos con otras naciones.

En ese sentido, Guatemala, al mantener relaciones con Taiwán, no se puede establecer una diplomacia china en el paí­s.

«En este aspecto, Guatemala obtendrí­a un mayor provecho acercándose a China, pues las oportunidades de mejorar el intercambio comercial son mucho mayores y además, eso implicarí­a que se trazarí­an importantes lí­neas de cooperación y crédito», refiere.

Aunque los criterios en ese debate se encuentran divididos, China se acerca cada vez más a través de las organizaciones regionales, como la Organización de Estados Americanos y sus proyectos comerciales en el paí­s.

Guatemala debe tener una mayor amplitud en sus relaciones diplomáticas, mientras que éstas no supongan un riesgo para la soberaní­a nacional, apunta ílvarez, mientras tanto, «es un gusto ver a los embajadores preocupados por el paí­s, tendiendo una mano solidaria a quienes lo necesitan.