Varios agentes de Texas estaban lo suficientemente cerca de una camioneta como para que hubieran visto que ésta transportaba personas, no drogas, antes de que uno de ellos disparara y matara a dos inmigrantes guatemaltecos que iban ocultos bajo una lona en la caja del vehículo, dijo ayer un diplomático.
Previamente, la Embajada de Estados Unidos en Guatemala había emitido un comunicado lamentando el suceso.
“La Embajada de los Estados Unidos en Guatemala lamenta profundamente la pérdida de las vidas, el jueves 25 de octubre, durante el incidente de tiroteo en La Joya, Texas, en la que dos ciudadanos guatemaltecos fueron abatidos. La Embajada extiende sus condolencias a los familiares de los fallecidos. Comprendemos que las autoridades locales de Texas han iniciado una investigación de esta tragedia infortuita.”
Autoridades del Departamento de Seguridad Pública de Texas dijeron que la tripulación del helicóptero creyó que la camioneta transportaba una carga de drogas que iba cubierta en la caja y uno de los agentes le disparó para detener la unidad.
Sin embargo, con base en las entrevistas de los siete sobrevivientes —inmigrantes sin permiso para estar en Estados Unidos— la cónsul de Guatemala en McAllen, Alba Cáceres, dijo que todos coincidieron en que el helicóptero se encontraba a entre 140 y 182 metros (460 y 600 pies) de distancia cuando el agente abrió fuego desde la aeronave en un intento por inhabilitar el vehículo que se daba a la fuga.
Señaló que el agente tenía que haber visto a las personas que iban en la camioneta.
«Todos (los sobrevivientes) lo vieron (al helicóptero)», señaló Cáceres. «Todos (los que viajaban en la camioneta), incluidos los que iban adelante porque estaban pegados a la ventana», agregó.
Además del conductor, cuatro pasajeros viajaban en la cabina del vehículo: Tres de ellos iban apiñados detrás del asiento delantero, dijo la diplomática. Otros seis pasajeros, incluidos los dos que perdieron la vida, iban tapados con la lona en la caja de la camioneta.
Cáceres había expresado el lunes su escepticismo de que no se podía ver desde el helicóptero a la gente apiñada en la cabina y la caja cuando se disparó contra el vehículo. «Ni ustedes ni yo creemos eso», aseveró.
La portavoz del Departamento de Seguridad Pública, Katherine Cesinger, dijo el martes que continúan las investigaciones en torno al incidente, «pero de acuerdo con nuestra revisión preliminar y la evidencia irrefutable, la lona no se desprendió de la parte posterior de la camioneta durante la persecución».
Cesinger reiteró la declaración previa del organismo de que los agentes del helicóptero creyeron que la lona cubría una carga de drogas cuando uno de ellos disparó para inhabilitar el vehículo. También dijo que es inusual que un agente abra fuego desde un helicóptero contra un vehículo que se da a la fuga.
A causa de los disparos murieron José Leonardo Coj Cumar, de 32 años, y Marcos Antonio Castro Estrada, de 29.
Coj tenía tres hijos y llegó a Estados Unidos porque su vástago mayor necesitaba una operación en un brazo que se hirió cuando partía leña, dijo Cáceres.
Castro tenía dos hijos y su esposa tiene tres meses de embarazo. Ambos hombres procedían de San Martín Jilotepeque, localidad ubicada a una hora de camino de la capital guatemalteca.
Cáceres estaba a la espera de que le entregaran los certificados de defunción para repatriar los cadáveres a Guatemala.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas confirmó el martes que mantiene detenidos a los siete sobrevivientes guatemaltecos.