En estos días de violencia, miedo, inseguridad, abuso del poder, y agonía de la palabra, sería bueno que hubiera un acto a nivel nacional en donde se unan TODAS las iglesias, sacerdotes, pastores, religiosas, guías espirituales, lectores, radioescuchas y televidentes para ORAR y así abrir POR DENTRO la puerta del corazón de los hombres violentos que están poniendo en el borde del precipicio la paz en Guatemala.

Aclaro que no soy fanático religioso, y al escribir el presente artículo, me mueve apelar a ese sentimiento que hasta los más pura “lata” tienen y que sacan a relucir cuando interviene un poder superior al de ellos sobre la tierra; es decir, el miedo al castigo divino; porque, el miedo a las autoridades lo perdieron, el irrespeto a la vida humana es su consigna diaria y su impunidad la campean a diestra y siniestra de quienes por ley están obligados a defender a la población.

Recurro a este último esfuerzo, no porque yo sea iluso, lo hago porque en el seno familiar, la mamá, la esposa, la hermana, el padre, los hermanos, las tías, primos, sobrinos, abuelos y abuelas, jefes o jefas de hogar EN TODOS LOS ESTRATOS SOCIALES aún conservan valores éticos y morales para la recapacitación y reacción positiva de personas que con sus conductas y actitudes mantienen en vilo a la sociedad esperando de un momento a otro que “nos llegue el turno”.

En lo personal, considero como una herramienta social de alto contenido disuasivo este ejercicio; siempre y cuando el sector oficial promueva A NIVEL NACIONAL la campaña con la ayuda/colaboración/asistencia/ cooperación/contribución y/o concurso de los sectores específicos (iglesias, sacerdotes, pastores, religiosas, guías espirituales, lectores, radioescuchas y televidentes) para que DOS DÍAS A LA SEMANA, DURANTE UN MES se verifique ESTÉS DONDE ESTÉS el MINUTO NACIONAL DE ORACION EN CONTRA DE LA VIOLENCIA; insisto, no importando el color, sexo, religión, credo político, estrato económico, grado cultural, PERO HAY QUE HACER ALGO y YÁ pues de lo contrario seguirá la carnicería social en que estamos inmersos.

Entiendo también, que gobernar NO ES FÁCIL, pero la ineptitud por IGNORANCIA DE LA LEY de todas las autoridades, presentes y pasadas para imponer su CRITERIO DE AUTORIDAD (que no es a fusil y morongazo) tiene como resultado actual LA ANARQUÍA SOCIAL en que vivimos.

Católicos, protestantes, islámicos, indios (de la India), budistas, judíos (errantes o sedentarios), mormones, taoístas y cualquier denominación religiosa, y cualquiera que sea su posición jerárquica tal como apóstol, hijo de Dios, sobrino de Dios, pastor, iniciado, anciano, sacerdote, obispo, cardenal, élder, o cualquiera otro nombre que yo no sepa, y que ostenten o profesen los líderes religiosos en Guatemala, son candidatos aptos e imprescindibles para realizar esta campaña nacional para frenar la violencia por medio de la persuasión religiosa.

TAL VEZ ASÍ, se reduce un poco la criminalidad, porque ya no creemos en pendejos que dijeron: “LA VIOLENCIA SE COMBATE CON INTELIGENCIA”.