Medios de prensa escritos, radiales y televisivos publicaron durante el presente mes titulares como: “Asalto a Pavón: CICIG duda de la justiciaâ€; “CICIG y OJ chocan por depuración de juecesâ€; “Jueces exigen destitución de jefe de la CICIG†y adicionalmente extensas hojas de las declaraciones de Francisco Dall´Anese, jefe de la CICIG, manifestando que “el diagnóstico ha cambiado porque el cuello de botella está ahora en el Organismo Judicialâ€; declaraciones de Luis Archila, presidente de la Corte Suprema de Justicia manifestando, al referirse a Dall´Anese, “si tiene denuncias concretas que las presente a través de las vías legales y no a través de la prensaâ€.
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Igualmente se publicaron declaraciones de la Asociación de Jueces y Magistrados, donde su presidente Carlos Aguilar Revolorio demanda la salida de Dall´Anese. Concluyendo todas estas noticias con las opiniones públicas del magistrado César Barrientos que dijo: “es necesaria una depuración de jueces en la CSJ sugerida por el jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemalaâ€.
Este enorme impacto mediático viene a evidenciar lo que la gran mayoría de la ciudadanía percibe, que si bien hay magistrados y jueces, profesionales correctos y responsables que no vacilan en analizar las denuncias, las pruebas que presenta el Ministerio Público y la CICIG en los diferentes casos y fallan según las pruebas, las argumentaciones de la defensa a conciencia, aunque su sentencia la critiquen pública y privadamente terceros inconformes.
Asimismo, hay magistrados y jueces que no obran conforme a Derecho, no son objetivos, no son imparciales, no son independientes, actúan conforme a las presiones externas públicas y privadas y por tanto no merecen encontrarse dentro de los cargos y puestos del Organismo Judicial, por cuanto sus acciones y decisiones son para quedar bien con los grupos de poder adecuados a la conveniencia de su futuro, de su deseo de permanencia dentro del Organismo Judicial. Además, obran con la preocupación de no perder la visa norteamericana. En síntesis, su actuar va encaminado para quedar bien y así se les continúe contratando o nombrando como jueces o magistrados, como asesores de intereses foráneos o intereses particulares de grupos de poder.
Adicionalmente y públicamente, como ya es sabido, hoy se ha expresado que existen cadenitas o grupitos donde reinan uno o dos magistrados de la Corte, los cuales tienen magistrados y jueces subordinados, que reciben instrucciones y conforme a las mismas hacen o deshacen en autos, audiencias, sentencias condenatorias o absolutorias a la medida de las instrucciones recibidas, desvirtuando la justicia.
También ha quedado evidenciado que la justicia actual debe reformarse desde los preceptos constitucionales hasta la última norma reglamentaria y así lograr que exista verdadera justicia “independiente, imparcial y objetiva†para todos, tarea impostergable y obligatoria, de lo contrario la población continuará con una justicia improcedente, representada por una señora manca, coja, muda, y sorda, lo que implica un Estado fallido y parcializado, donde los ricos, poderosos, y los bien relacionados no son sujetos a la ley y si por casualidad se les denuncia se van a España, Suiza u otro país donde se cambian de ciudadanía y competencia.
No es mediante el enfrentamiento a través de los medios de comunicación como todo ese deterioro, vicios e irregularidades se resolverá. Son las partes que integran el sector justicia en su conjunto los que deben dialogar y proponer el urgente cambio que requiere la justicia en Guatemala.