Dimes y diretes por el tema hospitalario


Tras la denuncia formulada por el Procurador de los Derechos Humanos y por personal médico y paramédico evidenciando las carencias del sistema hospitalario del paí­s, el Gobierno ha emprendido una campaña para hacer ver que los hospitales están en buenas condiciones y que no hay justificación para las crí­ticas. De entrada, el Ministro de Salud dijo que con el presupuesto que tenemos no se puede esperar que tengamos hospitales cinco estrellas y la verdad es que nadie, ni el más ingenuo o pendejo de los ciudadanos, estarí­a esperando eso porque se sabe que ni siquiera los centros asistenciales privados del paí­s están en capacidad de competir con los que merecerí­an esa distinción.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Cabalmente en el número correspondiente a esta semana de la revista US News World Report viene su anual calificación de los mejores hospitales de los Estados Unidos y cuando explican los parámetros para realizar esas valoraciones se da uno cuenta que en materia de atención hospitalaria no podemos aspirar siquiera a una estrella, por lo que la expresión del funcionario fue en realidad desafortunada si acaso él conoce en realidad la situación en que nos encontramos y que hace torpe la comparación.

Según el Ministro, los hospitales están abastecidos en un 80%, cifra que es disputada por quienes trabajan en los hospitales. Cierto es que han puesto al personal administrativo a enviar cartas a los medios para afirmar que cada uno de los nosocomios es la maravilla del siglo, pero quienes tienen que lidiar en el dí­a a dí­a con el trato al paciente son los que saben que no sólo no es cierta la afirmación del titular de la cartera, sino que, además, las carencias son donde más duele. Si acaso se aceptara que 80% de los insumos están abastecidos, el 20% faltante es el que podrí­a salvar vidas, el que harí­a más fácil la labor de los médicos para curar a sus enfermos.

No podemos tapar el Sol con un dedo y tenemos que admitir que para que nuestros hospitales cuenten con un suministro de insumos al ciento por ciento harí­a falta un milagro, además de una inyección financiera de tal calibre que dejarí­a descubierto el resto de la administración pública. Pero cuando un ministro como el de Salud habla de cifras y afirma que hay cobertura del 80%, hay que recordar que su colega de educación se dio el tupé de hablar de logros de «más del cien por ciento», lo que nos da una idea de cuán relativo es ese manejo de porcentajes en boca de nuestros funcionarios.

Creemos que hay que reconocer, de entrada, que nuestro sistema de Salud ha estado, está y seguirá estando en la calle de la amargura por la mezcla de dos ingredientes penosos. Uno es la falta de suficientes recursos y el otro la falta de una eficiente gestión administrativa para realizar las compras, hecho admitido por el mismo Ministro como justificación para explicar lo que falta para llegar a, como dicen en Educación, a «más del cien por ciento». Reconocidas esas deficiencias, podemos como sociedad adoptar medidas y discutir a fondo cómo resolver nuestro problema de falta de atención médica para la gente enferma, pero eso no se puede lograr en medio de dimes y diretes que no tienen sino la finalidad de ocultar la realidad, de tapar el Sol con un dedo para restar mérito a fundadas denuncias que no pretenden dañar la imagen de nadie, sino simple y sencillamente hacer aportes para salvar una que otra vida.