«Dignidad Estudiantil en Cuba-1960 y el Sentido de la Historia»


Anastas Mikoyan, lugarteniente del premier soviético Nikita Kruschev. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Hace 50 años, el mundo, América Latina, Guatemala y Cuba, se veí­an diferentes. Los años sesenta se caracterizaron por cambios de todo tipo. Juan XXIII convocaba el concilio Vaticano II y el movimiento de los derechos civiles en USA, estimulado por el gobierno de John Kennedy, ocupaba las primeras páginas de los periódicos, mientras los «hippies» criticaban con saña, valores apreciados americanos por siglos. En ífrica, la mayorí­a de los paí­ses alcanzan su independencia con una gran dosis de benevolencia europea.

Nelson Amaro*

«Las imaginaciones al poder» clamaba el movimiento de mayo estudiantil en Francia. Hací­a sólo algunos años antes que Nikita Kruschev, en el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, denunciaba a Stalin como una desviación aberrante del marxismo leninismo doctrinal.

En Guatemala, el Gobierno de Ydí­goras Fuentes tení­a que lidiar en las calles de la Capital con un movimiento estudiantil en contra de su gobierno y con la protesta de la baja oficialidad del ejército expresado en el movimiento del 13 de noviembre de 1960 que intentó derrocarlo. Un movimiento guerrillero se extendí­a en muchos paí­ses de América Latina. En Cuba, la revolución se desarrollaba prometiendo a través de su máximo lí­der: «Hacer de los Andes, la Sierra Maestra de América Latina», lo cual hizo cumplir Ernesto Guevara dentro de la estrategia de hacer múltiples Vietnams en el Continente.

En el caso cubano, como en la mayorí­a de estos cambios que se propugnaban, la certidumbre que la historia se dirigí­a en ese sentido era tomada como un corolario incuestionable, apoyado por la predicción de Carlos Marx, que «la historia de la humanidad es la lucha de clases» en un destino inexorable hacia el socialismo y el comunismo.

No obstante, 50 años han transcurrido y sabemos ahora lo que no conocí­amos entonces… La historia ha sido escrita con «renglones torcidos». No cabe duda que los cambios dentro de la Iglesia Católica fueron hechos para siempre aunque hubo que recortar entusiasmos que implicaban una alianza táctica con el marxismo, alrededor de la teologí­a de la liberación. El movimiento de derechos civiles culmina hoy con su más reciente acontecimiento: un presidente negro americano en el poder. Las naciones africanas forman parte del concierto mundial de paí­ses en todos los organismos internacionales.

Del resto de los cambios mencionados que se vaticinaba en los sesentas pudiera decirse que el anhelo de una mayor inclusión de segmentos de población ciudadana excluidos, pudiera ser el rasgo de las aspiraciones que se dibujan ahora y hacia el futuro. Ello está muy distante de la toma del poder, las armas y la instauración de una dictadura socialista. La conclusión que la democracia es la culminación de estas aspiraciones de incluso ciudadana, parece haber llegado al mundo entero para quedarse también.

También mus distante de los procesos de cambio proclamados, es el postulado que lo anterior debe ser alcanzado con un verdadero respeto a los derechos humanos, afianzado la institucionalidad de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y con un pleno respeto a las minorí­as dentro de un pluralismo ideológico y de partidos polí­ticos.

Es precisamente en esta exterior tendencia donde el sentido de la historia hace aparecer en la actualidad a regí­menes de aspiraciones totalitarias como intentos obsoletos, anticuados, semejantes a «dinosaurios» en ví­as de extinción, cuya vida, por inercia, descansa en el protagonismo de actores octogenarios vinculados a poderes consanguí­neos sin conexión con la realidad pero con servicios de inteligencia, sistemas de espionaje y represión policí­aca y militar, alimentando el miedo de una población al fusilamiento, la cárcel o el exilio forzoso o voluntario. Cuba y Corea del Norte son ejemplos hoy de esta digresión de la historia.

En cuanto al caso cubano, al final, el periodista cubano Luis Ortega tuvo razón cuando escribió en la década de los sesentas un famoso artí­culo: «Fidel, la historia te absolverá pero la geografí­a te condena…», queriendo decir que el sentido de la historia por factores más allá de nosotros mismos se conducirí­a al final de una manera diferente de aquellos que tení­an la certidumbre de actuar siguiendo el sentido profético de la misma.

En la lí­nea de rescatar esos actos que fueron a favor de la historia y no contra ella, después de 50 años, es necesario mencionar un evento ocurrido en La Habana, el 5 de febrero de 1960. un grupo de estudiantes hizo visible su propuesta y desagrado por la invitación extendida por el gobierno revolucionario de aquel entonces, a Anastas Mikoyan, el lugarteniente en aquel momento del premier soviético Nikita Kruschev.

Tanto la invitación como la protesta fueron actos que rompí­an conductas establecidas. La primera fue el primer signo visible del alineamiento de la revolución cubana hacia La Unión Soviética y los paí­ses socialistas, colocándose así­ en mitad de las diferencias hegemónicas de la Guerra Frí­a. La segunda fue parte de los primeros signos de la disidencia del estudiantado cubano y de parte del pueblo cubano respecto al curso de acción tomado por el liderazgo de la revolución cubana y en general, de la marcha del proceso histórico cubano.

Los estudiantes fueron reprimidos por turbas, perseguidos y muchos de ellos encarcelados. Tiempo después, Alberto Mí¼ller esta condenado a 20 años de prisión y Jun Manuel Salvat, tomo el rumbo del exilio, después de una cruenta lucha en el interior de Cuba, al igual que Tony Garcí­a Crews, Ernesto Fernández Travieso, Luis Fernández Rocha, Eduardo Muñiz y tantos otros. Otros tuvieron peor suerte como Juaní­n Pereira, muerto en combate o Virgilio Campanerí­a, fusilado entre muchos otros, con la burla de juicios seminarios sin apelación.

El acto mencionado el 5 de febrero de 1960 fuel a colocación de una ofrenda floral hecha a los pí­es de la estatua de José Martí­, situada precisamente enfrente del Palacio Presidencial donde se fraguaba el intento anti-histórico. El texto que acompañaba la ofrenda decí­a:

«A ti querido Apóstol, en desagravio por la visita a Cuba de Anastas Mikoyan».

Este escrito, hecho en suelo guatemalteco donde el Apóstol José Martí­ vivió parte de su vida, desea acompañar a esta ofrenda, el sacrificio de 50 años de los que han luchado sin tregua por otro destino para Cuba y mencionar aquellos que han perecido por darle su verdadero sentido a la historia cubana y del mundo.

* Sociólogo guatemalteco en Cuba, graduado en la Universidad Católica de Chile (1962-67) y en las Universidades de MIT, Harvard y Wisconsin a nivel de Maestrí­a y Doctorado (1970-75). Durante los años 60s, fue testigo y actor de lo que se describe, al formar parte del Directorio Revolucionario Estudiantil, D.R.E., organización creada por los estudiantes cubanos en diversos momentos históricos para combatir las dictaduras de Marchado (1925-33), Batista (1952-58) y Fidel-Raúl Castro (1959 hasta la actualidad.) Bajo el titulo: PARQUE CENTRAL HABANA, y en cuatro segmentos de 6 minutos, vea en www.YouTube.com, una reseña de los acontecimientos del 5 de febrero de 1960 en Cuba.