Digna postura de Espada


El tema más importante para los guatemaltecos desde el punto de vista polí­tico al dí­a de hoy no tiene que ver con los partidos sino con la conformación de la Corte de Constitucionalidad dada la avalancha que hay de aspiraciones que atentan contra lo que establece la Constitución de la República. Corresponde al Ejecutivo designar a un abogado como magistrado titular y a otro como magistrado suplente en esa Corte y ayer el Vicepresidente dijo que se opondrá a que se nombre a alguien afí­n al oficialismo y al partido de gobierno.


Desde hace algunas semanas se ha visto que el vicepresidente Espada empieza a entender que su rol en el Gobierno no es el de simple acompañante ni el de perro faldero de la esposa del Presidente de la República. Se dirá que el ideal es que el Vicepresidente y el Presidente tengan una lí­nea de coordinación que les permita trabajar juntos y de manera coherente, pero vivimos tiempos muy especiales porque el Presidente de la República no es quien ejerce la función de control del Organismo Ejecutivo sino que lo hace su esposa, y eso relegó al Vicepresidente a una tercera posición no sólo incómoda, sino que ajena al ordenamiento constitucional que le coloca como el segundo en jerarquí­a y le atribuye funciones especiales de coordinación de dependencias, entre ellas las que tienen que ver con el área social, misma que reclamó para sí­, sin disputa alguna, la señora de Colom.

La elección de la Corte de Constitucionalidad es crucial, con todo y que la señora de Colom puede solventar su impedimento sin necesidad de poner en entredicho todo el orden constitucional en el paí­s simplemente recurriendo a lo que su esposo calificó como un papelito, es decir, un certificado de divorcio que rompa el ví­nculo que establece parentesco. Porque como se vio con la CC integrada especí­ficamente para avalar la candidatura de Rí­os Montt, en otros fallos demostró su falta de idoneidad para defender la Constitución, mandato principal de los magistrados, Con tal de avalar una gí¼izachada se puede llevar a la CC a gente que no tendrá la entereza de defender el orden constitucional en ningún caso y por ello es que vemos con enorme preocupación el tema.

Si la señora de Colom quiere ser candidata, como evidentemente ocurre, le harí­a un gran servicio al paí­s divorciándose legalmente del Presidente para no caer en la causal que le impide optar al cargo. Es mejor eso, mil veces, que el manoseo de la Constitución aconsejado por «un montón» de abogados a los que ha consultado la pareja presidencial.

Espada tomó un camino correcto al oponerse al manoseo y vale la pena apoyarlo.