Digieren las consecuencias


Violencia. Si aún existí­an dudas de la veracidad del Informe Baker, que fue presentado ayer en Estados Unidos, que dicta que la guerra en Irak ya se ha perdido, nuevamente hoy se registraron varios atentados, que provocaron la muerte a 11 soldados estadounidenses.

El gobierno iraquí­ digiere las repercusiones del informe del Grupo de Estudio sobre Irak, que declara rotundamente que la estrategia estadounidense está fallando en el paí­s árabe, tal como demuestra la muerte de 11 militares norteamericanos en un solo dí­a.


Once soldados estadounidenses fallecieron en Irak ayer, 10 de ellos en operaciones de combate y uno en un accidente, en cinco incidentes distintos, anunció a la AFP un portavoz militar norteamericano.

Confirmamos que 11 soldados murieron el miércoles en cinco incidentes aislados, declaró el teniente coronel Christopher Garver, portavoz del ejército norteamericano.

Con estas ví­ctimas, ya son 2.910 los militares estadounidenses y personal asimilado muertos en Irak desde la invasión del paí­s en marzo de 2003, según un recuento de la AFP realizado a partir de cifras del Pentágono.

En el plano polí­tico, los responsable polí­ticos iraquí­es estudiaban el informe Baker sobre Irak.

El primer ministro iraquí­, Nuri al Maliki, prometió estudiar durante la jornada el documento, que critica la falta de progreso de su gobierno en la reconciliación nacional.

El informe, que enumeró 79 recomendaciones al gobierno del presidente estadounidense George W. Bush, predijo una retirada de las tropas de Estados Unidos a más tardar en el primer trimestre de 2008.

El texto también insinúa que el gobierno norteamericano podrí­a cesar su apoyo al iraquí­ si éste no progresa en materia de seguridad rápidamente y pone freno al conflicto confesional que sacude diariamente al paí­s.

Algunos responsable polí­ticos iraquí­es se mostraron contrarios a este punto.

Es injusto, estimó el diputado kurdo Mahmud Othman. Estados Unidos es en Irak una potencia ocupante y, como tal, la convención de Ginebra establece que son responsables del paí­s.

Para Bassam Ridha, consejero del primer ministro, la Casa Blanca debe apoyar al gobierno iraquí­ hasta el final, en la lucha contra el terrorismo, ya que es un problema internacional, y no sólo iraquí­.

Paralelamente, la violencia reapareció en el paí­s del Golfo, en el que siete personas murieron el jueves.

Tres policí­as fallecieron en la explosión de un coche bomba en el ex bastión rebelde de Faluya, a 50 km al oeste de Bagdad.

En la capital hombres armados asesinaron a un oficial de la policí­a y a dos de sus escoltas. Un ex miembro del partido Baas del ex presidente Saddam Hussein fue abatido en Diwaniyah, a 180 km al sur de Bagdad.

Por último, el juicio contra el ex dictador y seis de sus colaboradores fue postergado al 18 de diciembre, tras celebrarse la 29ª audiencia este jueves, que estuvo marcada por el testimonio de dos testigos.

Saddam Hussein, que dirigió el paí­s con mano de hierro desde 1979 hasta su derrocamiento en abril de 2003, y otros seis ex dirigentes iraquí­es son juzgados por su responsabilidad en las campañas militares de Anfal, que provocaron la muerte de más de 180.000 personas en Kurdistán entre 1987 y 1988, según la acusación.