Dificultades en gira y en su propia casa


Protestas. Miles de latinoamericanos han protestado contra la visita del mandatario estadounidense en la región.

El presidente norteamericano George W. Bush, recibido con manifestaciones en su contra en su gira por Latinoamérica, enfrenta además dificultades sin precedentes en Estados Unidos.


Las protestas contra el mandatario estadounidense arreciaron ayer en diversas ciudades latinoamericanas, mientras en Sao Paulo Bush se entrevistaba con el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, con quien acordó promover la producción de biocombustibles.

Unos mil jóvenes se concentraron a unas tres cuadras del hotel Hilton de Sao Paulo, hasta donde la barrera policial les permitió acercarse, para manifestar su repudio, mientras Bush se entrevistaba con el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.

También esperaban protestas a Bush en las próximas escalas de su gira: Uruguay, Colombia, Guatemala y México.

Pero en Estados Unidos también han arreciado las crí­ticas hacia Bush en el último tiempo, en particular por la conducción de la guerra en Irak, lo que puede complicar las opciones de los republicanos de cara a las elecciones presidenciales de 2008.

Los opositores demócratas, que ganaron el control del Congreso en las elecciones de noviembre último, están multiplicando sus esfuerzos para forzar al presidente a modificar su nueva estrategia en Irak, que contempla el enví­o de 21.500 soldados suplementarios.

«La estrategia del presidente en Irak no funciona y el Congreso debe decidir si sigue esas polí­ticas fracasadas o si cambia de curso», dijo el jueves el lí­der de la mayorí­a demócrata en el Senado, Harry Reid.

Los senadores demócratas anunciaron sus planes para retirar a los soldados estadounidenses horas después de que sus socios en la Cámara de Representantes anunciaron su propio desafí­o contra el plan de Bush de enviar tropas extras a Irak, y que propone una retirada completa hacia septiembre de 2008.

Rápidamente, la Casa Blanca señaló que el presidente vetarí­a cualquier ley que exigiera la retirada de tropas para marzo de 2008 y el Pentágono decidió enviar aún más soldados a Irak, adicionales a incluidos en la nueva estrategia de Bush, quien en julio cumple 61 años y quien sigue teniendo a la «guerra contra el terrorismo» como el principal eje de su gobierno.

Anteriormente, hasta los demócratas aprobaban mayoritariamente en el Congreso los planes bélicos de Bush, incluida la decisión de invadir Irak.

A las crí­ticas a la guerra de Irak se agregó el escándalo por el trato a los soldados heridos en el hospital militar Walter Reed, cerca de Washington, revelado por el diario The Washington Post, y que sacudió a la jerarquí­a estadounidense.

Este escándalo costó el puesto al general que dirigí­a el hospital y al secretario del Ejército, Francis Harvey.

«Ante la ausencia de liderazgo bajo la administración Bush, muchos miembros del ejército y sus familias se vieron reducidos a contener la respiración», declaró la senadora y aspirante presidencial demócrata Hillary Clinton, en un discurso este viernes en un centro de estudios liberal.

Crí­ticas y manifestaciones también recibieron a Bush en América Latina, no solamente en los paí­ses incluidos en su gira, sino también en Buenos Aires, donde este viernes en la noche se desarrollarí­a un acto encabezado por un archienemigo de Bush: el presidente venezolano Hugo Chávez.

Mientras Bush suscribí­a el acuerdo sobre biocombustibles con Lula, Chávez reforzaba una alianza estratégica con su par argentino Néstor Kirchner, al firmar acuerdos que incluyen la creación de una OPEP gasí­fera sudamericana y amenazaba con reducir las ventas de petróleo a Estados Unidos.

«Bush viene (a la región) a dividir, a engañar, a frenar los movimientos populares», dijo el mandatario caribeño en rueda de prensa en Buenos Aires.

«Dice Bush que habrá 75 millones de dólares para solucionar la pobreza y eso es una cifra risible. No queremos limosnas, queremos un sistema de libertades, hemos roto las cadenas del imperialismo», declaró Chávez.

Aunque suele ignorar las crí­ticas de Chávez, Bush tuvo un motivo para estar triste este martes, luego del veredicto de culpabilidad contra el ex asesor de la Casa Blanca Scooter Libby.

Al escuchar por televisión el veredicto de culpabilidad, Bush «dijo que respetaba el veredicto del jurado (pero) que estaba triste por Scooter Libby y su familia», señaló la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.

«La estrategia del presidente en Irak no funciona y el Congreso debe decidir si sigue esas polí­ticas fracasadas o si cambia de curso», dijo el lí­der de la mayorí­a demócrata en el Senado, Harry Reid.