En mi columna anterior trasladé dos razones para votar contra Pérez, por lo que él hizo y dejó de hacer en los cuatro años pasados. Analizo ahora tres razones más, con base en lo que nos esperaría en el país de ser él electo Presidente. El tercer y último artículo abordará su oscuro pasado y, quizás, me vea obligado a agregar una razón 11, en función de las amenazas en Guatemala a una madre soltera.
Razón 3. Pérez llegaría bajo la ilusión de que él puede brindar seguridad. Muchos creen que con poner al Ejército en las calles se logrará, sin darse cuenta de que, si no se mejoran las condiciones sociales y económicas y no se elimina la impunidad, poco pueden hacer soldados deambulando por las calles. En ningún país civilizado se combate el crimen con el Ejército; lo hace la Policía, entrenada para capturar y llevar a la justicia. El Ejército está entrenado para la guerra, que es matar y punto. Solamente cuando el poder ofensivo del crimen organizado supera a la Policía es conveniente el envío de tropas militares. La violencia no se controlará con matazones, las cuales sólo intensificarán la espiral de muerte, como en México. En la lucha contra el narcotráfico, le tocará a Guatemala “el trabajo sucio†y aportar los muertos.
Razón 4. Pérez ha generado tantos anticuerpos que le será muy difícil gobernar. La UNE, segunda fuerza en el Congreso, le va a pasar cuentas de los cuatro años anteriores y del descarrilamiento de Sandra Torres, aparte de que también harán oposición Lider y Creo. El movimiento social estará en las calles, defendiendo sus derechos, y el movimiento de derechos humanos, nacional e internacional, seguirá su lucha contra la impunidad, que necesariamente alcanzará a Pérez. Las mujeres poco tienen que esperar del Partido Patriota y saben que sus avances estarán basados en sus propias luchas. La gente discriminada, los migrantes y los pueblos indígenas nada pueden esperar de este partido, que está orientado a los sectores privilegiados del país.
Razón 5. Pérez fue el candidato que más dinero gastó. Según el TSE no puede gastar más; pero no hará caso. Esa millonaria campaña es una deuda de Pérez a sus financistas, que tendrá que pagar con jugosos intereses económicos y políticos. Se ha negado a identificarlos, verdaderos beneficiarios de su gestión. Podemos imaginarnos quiénes son. La oligarquía y las grandes empresas, nacionales y extranjeras dan ayuda a los partidos -siempre más al “ganadorâ€- para garantizar sus intereses. Así, en el próximo gobierno no se podrán elevar impuestos, al tiempo que se tratarán de cercenar los derechos de los trabajadores y sectores pobres. Los azucareros seguirán ocupando tierras de campesinos; las empresas mineras extranjeras seguirán llevándose los minerales y dejándonos la contaminación; las mineras nacionales, tipo Cementos Novella, seguirán abusando de los pueblos indígenas y sectores pobres; y empresas como Fenosa seguirán haciendo su agosto y propiciando la “neutralización†de los líderes del movimiento social y éstas son las “empresas lícitasâ€. ¿Y los capitales ilícitos, manejados por mafias conocidas y entidades como La Cofradía, El Sindicato, Los Zetas y muchos más? ¿Habrán penetrado, como en Colombia, las campañas electorales? ¿Qué pedirán a cambio?