Durante el proceso, antes del 11 de septiembre, como líder migrante en Estados Unidos pedí el “voto castigo†tanto de los migrantes que fuésemos a votar como de nuestros familiares y amistades contra las fuerzas políticas que nos traicionaron o ignoraron; como directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG), pedí a sectores revolucionarios, de izquierda y populares que abandonáramos la idea del voto nulo, blanco o abstención, para apoyar al Frente Amplio; y, finalmente, como defensor de los derechos humanos, apelé a la conciencia de nuestros ciudadanos y ciudadanas para bajar los votos por Pérez al 35%, con el fin de derrotarlo en la segunda vuelta. Esta última fue la más exitosa de las peticiones, cuando ya muchos lo daban como Presidente electo en la primera vuelta.
Algunos lectores me han criticado, acusándome de muchas cosas, entre otras de “ser comunista†–no lo soy; pero respeto a los comunistas– “haber sido derrotado†–en política se pierden sólo etapas– y “ser revanchista†–no pienso en revancha sino enteramente en justicia. Los lectores y la población del país se merecen una explicación de mi firme e inquebrantable posición. Expondré una serie de razones: a) las que se refieren a lo que Pérez hizo y no hizo en los cuatro años pasados; b) qué nos esperaría de ganar él; y c) su oscuro pasado, que nadie en Guatemala puede ignorar, porque la comunidad internacional, la solidaridad de los pueblos y la justicia internacional lo tendrán presente y actuarán.
Lo hecho y no hecho en cuatro años. Razón uno: Pérez, como líder de la oposición, no hizo nada en el Congreso ni frente al Ejecutivo para interrumpir nuestro desangramiento, que La Hora sitúa en más de 20 mil muertos del 2008 a la fecha. Pareciera que para garantizarse su elección a él no le importaba detener la violencia y la inseguridad. Tampoco hizo nada por los migrantes, pese a que su partido fue abordado para lograr el voto en el extranjero; por el contrario, vía el TSE y la CC, pospuso nuestro voto para 2015. Fue invitado a dos foros sobre migración; no respondió al de Los íngeles y no se hizo presente, ni se excusó, al de Guatemala. Es evidente que los migrantes no contamos para él y estoy seguro de que no sabe qué es el TPS, porque los “naranja†no han movido un dedo para proteger a nuestros nacionales en Estados Unidos, ni siquiera con el paso de la tormenta ígatha, seguramente para “no molestar al patrónâ€. Los migrantes y nuestros familiares y amistades tenemos el deber de derrotar a Pérez el 6 de noviembre. Razón dos: Lo que sí hizo Pérez fue obstruir y desestabilizar, así como corromper a las instituciones del Estado. No hubo medida del gobierno actual que no encontrara resistencia en el Patriota, incluyendo programas sociales y aumento de impuestos. Generó así la ingobernabilidad, porque las leyes no pasaban o eran sustancialmente modificadas para proteger a los privilegiados de siempre. La desestabilización llegó a su extremo cuando movilizaron a sectores de capas medias para pedir la separación de Colom, luego de la muerte del abogado Rosenberg. Se quedó mudo frente al golpe de Estado en Honduras, que era su sueño en Guatemala. De ganar la segunda vuelta, deberá recordar que “quien siembra vientos, cosecha tempestadesâ€. [Continuará]