Diez civiles muertos en atentado


Un atentado suicida contra una patrulla de la OTAN en el sur de Afganistán mató hoy a diez civiles y a dos soldados, uno afgano y el otro de la coalición internacional encabezada por Estados Unidos, informaron fuentes locales y militares.


«Un hombre se dirigió hacia una patrulla de la OTAN en el bazar de Girishk esta mañana y se hizo estallar. Diez civiles presentes en el bazar murieron», declaró el jefe de la policí­a de la provincia de Helmand, Mohammad Hussain Andiwal.

«No tenemos ninguna información sobre posibles bajas entre los soldados de la OTAN», añadió.

Por su parte, un comunicado de la coalición señaló que uno de sus soldados y otro militar afgano murieron en el mismo ataque suicida.

El atentado no fue reivindicado hasta el momento, pero los talibanes amenazaron con realizar ataques suicidas en venganza por la ofensiva llevada a cabo esta semana por las tropas afganas y de la OTAN en la vecina provincia de Kandahar.

El jefe policial culpó del ataque a los «enemigos de Afganistán», término frecuentemente usado por los responsables afganos para referirse a los talibanes y a sus aliados, los miembros de la red Al Qaida.

Los talibanes reivindicaron casi todos los ataques de este tipo ocurridos hasta ahora.

Helmand es uno de los bastiones de la insurrección talibán, así­ como una de las principales provincias productoras de opio del paí­s.

Asimismo, la coalición informó el viernes de la muerte de dos militares a causa de disparos mientras participaban en unas operaciones contra la insurgencia talibán precisamente también en Helmand.

Los soldados fallecieron a última hora del jueves, precisó la coalición en un comunicado.

Por otra parte, el ministerio francés de Relaciones Exteriores informó el viernes desde Parí­s de la liberación de un empresario francés secuestrado a finales de mayo en Afganistán.

«Fue liberado ayer (jueves), al igual que sus dos acompañantes afganos. Está en buena salud y está regresando a Francia», explicó la fuente.

El francés, de 37 años, instalado desde hace numerosos años en Afganistán, dirigí­a una empresa de construcción y fue secuestrado en la carretera entre Kandahar y Kabul.

El atentado en Helmand se produce en medio de las crí­ticas al gobierno afgano después de que hace una semana un ataque talibán contra la prisión de Kandahar hiciera escapar a los más de 1.000 detenidos del penal, cientos de ellos «estudiantes de teologí­a» (que es el significado de la palabra talibán).

Asimismo, a principios de semana las fuerzas afganas y de la OTAN lanzaron una ofensiva contra los talibanes replegados en el distrito de Arghandab, en la provincia de Kandahar.

El ministerio afgano de Defensa afirmó el jueves que esa ofensiva «limpió» el distrito de insurgentes y cifró las bajas entre estos en 56. También señaló la muerte de dos soldados afganos y un civil.

Los talibanes iniciaron una sangrienta insurrección desde que fueron expulsados del poder, a finales de 2001, tras los atentados del 11 de septiembre de ese año en Estados Unidos.

Las violencias se intensificaron desde hace cerca de dos años, pese a la presencia en el paí­s de 70.000 soldados extranjeros pertenecientes a dos fuerzas multinacionales, una encabezada por Estados Unidos y otra de la OTAN.

El número de militares extranjeros muertos en Afganistán en mayo sobrepasó la cifra de bajas en Irak, por primera vez desde la invasión de este último paí­s, en 2003.