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Mario Roberto Guerra Roldán
Un axioma político enuncia que: No hay candidatura sin candidato. En Guatemala, como en la mayoría de los países con régimen democrático, los partidos políticos tienen el monopolio de la presentación de candidatos, con la excepción en nuestro país en cuanto a las candidaturas para las corporaciones municipales, en las que también tienen ese derecho los comités cívicos.
Como ya lo hemos apuntado anteriormente, los partidos políticos son entes de derecho público debidamente organizado y de duración indefinida que, principalmente, ejercen una función mediadora y articuladora en la representación política. Además de tener una estructura eminentemente democrática, un fundamento ideológico y un número determinado de afiliados, están obligados a compartir las responsabilidades políticas que conlleven a la consolidación de la democracia, al estado de derecho y a la gobernabilidad.
También hemos señalado que en las campañas electorales hacen derroche de gastos millonarios, para repetir mentiras, falsas promesas y, en un alarde demagógico, que van a resolver los graves problemas de este país pluricarente. Asimismo, se dedican a mostrar las debilidades y errores del gobierno de turno y hacer hincapié en que no incurrirán en los mismos…¡En fin! que arreglarán el mundo.
Guatemala está viviendo en estos momentos una situación delicadamente grave; estamos sometidos no a una dictadura política, pero sí a una dictadura del crimen organizado e institucionalizado. Ante este grave momento histórico, es necesario que los partidos políticos y sus candidatos, mientras se inicia el proceso electoral, vale decir de inmediato, suspendan sus actividades electoreras, así como que no politicen en posturas oportunistas, el grave problema señalado, y, de consumo -olvidando diferencias electorales- lo analicen con vocación política y con amor a Guatemala, para encontrar, sin demora, soluciones viables y confiables, en las que estén involucrados los sectores activos del país; porque solamente con la voluntad política de todos los buenos guatemaltecos, se podrá superar esta grave crisis. No más señalamientos y acusaciones teatrales con intenciones electoreras, que en estos momentos deben de superarse y dejarse de lado, con el propósito de hacer un frente común, salvar la democracia y lograr un verdadero estado de derecho y de gobernabilidad.
Esperamos no haber arado en el desierto y que nuestro llamado no se pierda en las ondas del éter, y que los partidos y sus candidatos tomen en serio esta llamada de alerta.