«Dicen que ya estoy viejo, ¡pero son babosadas»


Lo arriba enunciado, se refiere a lo expresado por el ciudadano Jorge Toriello Garrido durante una actividad desarrollada por el entonces presidente de la República, abogado Julio César Montenegro, en Senahú, Alta Verapaz.

José Antonio Garcí­a Urrea

En el salón comunal del lugar, al concluir el gobierno móvil, el ciudadano Toriello subió al escenario del local y dijo: «Dicen que ya estoy viejo, ¡pero son babosadas», y continuó con su discurso.

Esto me viene a cuento al leer la entrevista que en Prensa Libre (20-07-2009), le hizo Gustavo Adolfo Montenegro al escritor Marco Antonio Flores, en donde éste expresó: «Yo ya estoy viejo (72 años)… ya soy un hombre de edad». Bueno, es cuestión de pensamiento propio. Yo, por ejemplo, no me siento viejo ni hombre de edad, no obstante que le llevo a Maco por delante 16 años.

Con Maco ya «hace muchos años que nos conocemos, siempre lo he admirado por su persona y por sus trabajos y afanes literarios, algunas veces asistí­ a sus talleres. Cuando la desaparecida Dirección General de Cultura y Bellas Artes se trasladó, después del terremoto de 1976 a la casa de la 3a. avenida y 8a.calle de la zona 1, en donde con frecuencia coincidí­amos, más de alguna vez al salir caminábamos hasta llegar a su casa, creo que era en la 3ª. calle y 11 avenida, zona 1, en la puerta seguí­amos charlando sobre temas culturales, por supuesto. Yo seguí­a para mi casa, viví­a a un costado de la iglesia de Candelaria, zona 6, el templo está también en la 1ª. calle zona 1, calle de por medio. El frente da a la 13 avenida, zona 1. Para mí­, pues, Maco es un muchacho, y lo insto a no considerarse viejo, porque tiene aún mucha vida por delante, tiene mucha cuerda que desenrollar, le queda mucho «estro», como me decí­a el maestro filarmónico, Rafael ílvarez Ovalle, autor de la música de nuestro bello Himno Nacional, a quien tuve el honor de conocer allá por la década de los 40. No debe de pensar de esa manera, ¡ah si papo!

Nuestro gran poeta Rafael Arévalo Martí­nez me dijo cuando fui a entrevistarlo al cumplir 90 años de edad, que no importa la situación del cuerpo en tanto la mente esté lúcida, y Maco ni siquiera tiene achaques.

Cuando escucho o leo frases como ésa, traigo a la memoria lo que dejó escrito el poeta Gaspar Núñez de Arce: «Â¡treinta años!/ ¿quien me dirí­a que tuviera al cabo de ellos/, si no blancos mis cabellos / el alma apagada y frí­a?», quien sabe qué decepción tuyo para escribir eso. Vean pues.

Finalmente le digo a Maco, que deje de considerarse viejo y que siga produciendo para honra de nuestra amada Patria, Guatemala.

íTEM MíS: Lamento no haber asistido a la entrega de su libro de cuentos, pues ya no puedo subir en camioneta, ni tengo para el taxi.