Diario Europeo: Héctor Camargo


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Este año el invierno en Alemania, fue muy largo, demasiado frío y bastante gris. Las actividades culturales –como el cine, el teatro y las exposiciones- se convirtieron en los últimos refugios existenciales donde –aunque sea por un rato- el ciudadano común olvida la rudeza del clima exterior.

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Es por eso, amigo lector,     que durante este inverno he tenido la suerte –gracias una invitación de mi esposa- de ver la Exposición Hundertwasser titulada: “En Contra de la línea, 1949-1970”, en la Kunshalle Bremen. Una de las primeras impresiones fue la afluencia masiva de la gente; la exposición fue todo un éxito, cada día –y no obstante el frío glacial- había colas enormes en los alrededores del Museo/Galería de Arte. Escuelas primarias, grupos de pensionados, asociaciones de inválidos, entre otros muchos. Todos querían ver la obra de Hundertwasser.

En Europa el nombre de Hundertwasser hace referencia no solo a lo artístico, sino también al pensamiento humanista, ecologista y antiautoritario Hundertwasser, quien nació en 1928, fue un hombre excepcional. Era de origen austriaco. Fue políglota; artista, pintor, arquitecto y pacifista. Pero también, un defensor acérrimo del medio ambiente y enemigo total de la arquitectura tradicional que –según él- uniforma a los individuos y los hace vivir como prisioneros anónimos, sin personalidad propia.

El nombre de este genial artista es curiosamente significativo o, si lo prefiere, un tanto paradójico. Debido a que su nombre -Friedensreich- significa “Reino de la paz” y su apellido -Hundertwasser- significa “Cientos de aguas”. Nombre y apellido unidos forman pues: “El reino de la paz con agua abundante”. Y pareciera que tanto la paz como el agua son dos elementos indispensables para el bienestar de la sociedad humana en su conjunto. Sobre todo, en los países de la periferia, que antes llamábamos del Tercer Mundo.

Y entre paréntesis, y a manera de ejemplo, quisiera recordar que hace un tiempo una persona -en Guatemala- perdió la vida en una disputa por un balde de agua potable. Es un hecho triste –si no trágico- que confirma las críticas y propuestas de Hundertwasser en torno a la sociedad deshumanizada y la responsabilidad ante el medio ambiente. Hundertwasser nos inspira a pensar que el acceso al agua debería de ser parte de los Derechos Humanos.

El terror nazi

El aporte que los judíos  han hecho a la ciencia, a la filosofía, a las artes, a la música clásica y, en dos palabras, a la cultura universal, es mucho más que enorme. Y Hundertwasser es otro ejemplo que confirma nuestra anterior afirmación.

Hundertwasser era judío -o medio judío- y le tocó vivir –como niño- la ascensión del nefasto Nacional Socialismo, el terror nazi, en contra de los judíos europeos. Ciertamente, una enorme cantidad de miembros de su familia fueron exterminados en diferentes campos de concentración nazis. Algunos comentaristas proponen un número un tanto exorbitante de parientes exterminados durante el Holocausto. Pero lo cierto es que muchos de sus familiares desaparecieron bajo el terror nazi.

Dos hechos paradójicos: El primero, con unos siete años, su madre -que era judía- decidió bautizarlo católico. Esto fue, posiblemente, una estrategia para salvarle la vida –tal cual los Conversos en la otrora España de la Reconquista- debido a que, tres años después, los nazis invadirían Austria. El segundo, Hundertwasser fue miembro de las Juventudes Nazis. ¡Un judío nazi! ¿Qué habría que pensar? Leamos la aclaración del artista mismo durante una entrevista con Georg Markus:
“Sí, yo era medio judío y miembro de las Juventudes Nazis. Hoy esto podría parecer un tanto paradójico, pero no en ese tiempo. Fue algo necesario para poder sobrevivir”.

Colores y formas

El arte siempre ha sido tanto testigo como hijo de su tiempo. Y las primeras décadas del siglo XX estarán marcadas por tres formas y percepciones estéticas. Una es el Marxismo y su Realismo Socialista; la segunda es el movimiento del Novecento, con sus tesis de “pintar según la tradición clásica” y, la tercera, es el Racionalismo que, particularmente, dictará la norma en arquitectura. Y el estilo artístico, las propuestas arquitectónicas y las ideas humanistas de Hundertwasser bien podrían entenderse como una total reacción a tales movimientos artísticos y culturales. El estilo arquitectónico y artístico de Hundertwasser representa la antítesis estética, individualista, de formas totalizantes y uniformizantes del arte del siglo XX.

La variedad de colores intensos, vivos; la obsesión por la espiral y, sobre todo, el total rechazo de la línea recta y la acentuación de la asimetría –aparte de caracterizar tanto a su obra plástica como a su modelo arquitectónico-  constituyen una total reacción crítica a dichos movimientos artísticos que hacían del ser humano una unidad totalizante. Hundertwasser quiere liberar al ser humano de cualquier propuesta masificante, opresora y totalizante. La propuesta artística de Hundertwasser es un elogio a la singularidad del Ser Humano, al  individuo. Y su obra transluce la alegoría de la existencia individual en completa armonía con la naturaleza.

Arte, política y ecología

Durante toda su vida Hundertwasser fue, en cierta forma, un activista político. Sus causas políticas fueron, sobre todo, la Ecología y la Paz. Pero, también, estaba en contra de cualquier tipo de totalitarismo opresor – fuese estético o político. Así, en 1959, colabora, por ejemplo, para que el Dalai Lama pudiera escapar de Tibet. Luego, dentro del activismo puramente ecológico, Hundertwasser publica en 1972, su Manifiesto: “Tú derecho a la ventana y Tú responsabilidad ante el árbol“.

Dicho Manifiesto es, sobre todo, una crítica al racionalismo en arquitectura y a las posiciones conservadoras de Adolf Loos quien, en diseño arquitectónico, estaba totalmente en contra de cualquier tipo de ornamento y lo calificaba de crimen en la arquitectura. La visión arquitectónica de Loos era, en el fondo, conservadora y tradicionalista pero, sobre todo, opresora de la sensibilidad y fantasía humanas.

Hundertwasser, por el contrario, intenta –y con éxito- una fusión entre la naturaleza y el ser humano. Las ideas políticas del artista están enfocadas hacia la ecología. Él propone la obligación de plantar árboles en todos los rincones urbanos. Para este personaje multifacético el ser humano tiene muchos tipos de piel. Mencionemos algunos: la piel natural;  su vestuario; su casa y, entre otros, el medio social. Así se explica que el artista, algunas veces, se presentara totalmente desnudo ante el público y la prensa. Pensaba que así como tenía el derecho de elegir su segunda piel, su vestuario, también tenía el derecho de mostrar su primera piel: su cuerpo.

La espiral

Luego, a partir de los años 70, la espiral se convertirá en su tema plástico preferido; al grado de convertirse en una obsesión física, estética y metafísica. Y bien podríamos afirmar que la espiral es, en la obra de Hundertwasser, la esencia tanto de la reflexión estética como el objeto material de la praxis artística. Percibimos la espiral representa el proceso natural de la vida en la naturaleza. Un proceso sin límites, infinito. Y pareciera que para Hundertwasser en el centro de la espiral se encuentra el Humano en total fusión con la naturaleza. La espiral es una metáfora del cordón umbilical que une al ser humano con la naturaleza. Y cada círculo de la espiral representa una piel que va desde la piel natural hasta la biósfera terrestre, pasando por el medio social que el artista mismo denomina « La cuarta piel » del Ser Humano.

La espiral es la vereda infinita de la meditación estética del artista hambriento de formas y colores. La espiral representa, además, la obsesión del artista enfrentado a un mundo deshumanizado por ángulos rectos y cuadrados. En la naturaleza,  no existe la línea recta, pero sí la asimetría y el movimiento perpetuo del ser en devenir.
 
La obra de Hundertwasser simboliza la búsqueda de armonía entre la existencia cotidiana del ser humano y el medio ambiente en el que vive y el que, a menudo, destruye y contamina. La obra artística en su conjunto es como una simbiosis entre la vida humana, social y la vida natural. De tal manera, Hundertwasser propone un estilo nuevo en los modelos habitacionales. Las ciudades, selvas de cemento, tienen que volverse más humanas, más verdes y coloridas.

Las propuestas e ideas de seres como Hundertwasser tendrán efectos positivos, tanto en el mundo de la ecología como en el medio social y conciencias de algunos grupos sociales. Paulatinamente se impondrá la idea del respeto al medio ambiente; la necesidad del reciclaje; la utilización de sanitarios de humus; el uso de energías alternativas; la construcción de complejos habitacionales más humanos, la necesidad de áreas verdes, etc. Las características del nuevo modelo arquitectónico-ecológico serán las siguientes: Vegetación en el techo, paredes asimétricas y ornamentadas y fachadas individuales, con muchos colores y formas, y no uniformizadas.

Es, pues, gracias a Hundertwasser que por primera vez en la historia se produce una fusión entre Arte, Arquitectura y Ecología. Por su visión estética, su compromiso con el medio ambiente y su praxis ecológica Hundertwasser supera a Antonio Gaudi.

Por lo tanto, culto lector, si un día de estos usted está en la capital austriaca, en Viena, le recomendaría visitar –sobre todo- dos lugares: Primero, el Museo de la Kunsthaus Wien y, luego, la Hundertwasserhaus. Ambas construcciones -producto del artista mismo y que datan de la década de los años 80- son edificios con fachadas completamente asimétricas, paredes multicolores e interiores graciosamente ornamentados. Todo es un conjunto de curvas, colores y movimientos. Es una simbiosis estética, artística y arquitectural que, con gracia, confirman que no todo – querido lector- tiene que ser recto y cuadrado.

La fusión del arte con la arquitectura y la naturaleza es, no solo un punto característico de la genialidad de Hundertwasser, sino también una característica revolucionaria en la historia de las Bellas Artes. La asimetría de formas, espacios y colores consolidan al individuo como ser particular.