La oposición de China a la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas al condenar violaciones a los derechos humanos en Siria fue un acto valiente de desafío en contra de Occidente, publicó hoy un periódico editado por el oficialista Partido Comunista.
La votación, que siguió al reciente veto de China de una resolución similar en el Consejo de Seguridad de la ONU, indica la creciente influencia de China en los asuntos mundiales, dijo el Global Times en una columna editorial.
»El valor del país de expresarse de verdad y plantarse tranquilamente vale por el mérito», escribió el diario.
»No está bien caer ciegamente del lado de Occidente en cada votación», agregó.
La Asamblea General de la ONU el jueves con una abrumadora mayoría a favor de una resolución no vinculante para apoyar el plan de la Liga Arabe que pide al presidente sirio Bashar Assad a dejar el cargo y que condena enérgicamente las violaciones a los derechos humanos del régimen.
Rusia y China, países que vetaron una resolución similar en el Consejo de Seguridad, votaron en contra de la medida.
China, que realizó una sangrienta ofensiva en contra de manifestantes a favor de la democracia en 1989, se ha rehusado a condenar a Siria por la violencia. Los líderes autoritarios chinos suelen oponerse a cualquier acción que puedan generar intervenciones humanitarias, como la campaña aérea de la OTAN el año pasado contra Libia y han usado, ellos mismos, la fuerza en respuesta a protestas en contra del gobierno en el Tíbet y en la región del noroeste tradicionalmente musulmán de Xinjiang.
La editorial de hoy no ofreció una justificación detallada de la oposición de China a la resolución. Los diplomáticos de Beijing han dicho que las sanciones y condenas sólo complicarían el dilema sirio, aunque han apoyado un acuerdo negociado sobre la violencia y han exhortado a Assad para que honre las demandas razonables de una reforma política.
Siria ha padecido una de las ofensivas más sangrientas desde que empezó la ola de levantamientos árabes hace más de un año. Según la ONU han muerto más de 5.400 personas en Siria sólo el año pasado y el número de víctimas continúa en ascenso a diario. Además, se calcula que unas 25.000 personas han buscado refugio en países vecinos y hay más de 70.000 personas desplazadas dentro del país.