Diálogos de camioneta


Los autobuses urbanos se prestan para entablar conversaciones acerca de diversos temas. Esos diálogos giran en torno a temas que afectan directamente a la mayorí­a de guatemaltecos. A continuación variadas conversaciones escuchadas después de los desastres naturales ocurridos en el paí­s.

Edwin Marroquí­n Navas
enavas1313@yahoo.com

-¿Usted cree que el gobierno podrá atender a los miles de damnificados?, le expresó un señor de aproximadamente 60 años a una jovencita, al referirse a los desastres provocados por el paso de la tormenta Agatha.

-Mire don, en la ciudad el problema no fue tan grave. Un mi familiar, que vive en el campo, perdió todas sus cosechas. í‰l habí­a invertido su dinero en sembradí­os de frijol y ni siquiera un quintal cosechó, de plano que habrá poca comida en un par de meses.

-Tiene razón, en la capital la situación se ve de otra manera. Pero aquí­ mucha gente se quedó sin casa, argumentó el hombre mayor.

-Yo me he enterado que mucha de la gente que vive a orillas de barrancos y por donde pasan rí­os han sido alertadas de que eso puede ocurrir, pero que no abandonan sus casas. Por el contrario, más personas llegan a vivir a lugares hasta prohibidos. De todos modos es triste que hayan perdido todo lo que tení­an.

-Yo creo, seño, que el problema está en que pareciera que este gobierno no tiene gente capacitada para enfrentar los desastres y me han contado que a muchos de los damnificados no les ha llegado asistencia. ¿No le parece?

-Hay don, eso lo vengo escuchando desde hace varios años. Al gobierno se le hecha la culpa de todo. Tenemos que recordar que cada cuatro años se cambia a las autoridades y siempre lo mismo. Con un par de dí­as que llueva el paí­s se desmorona. Lo mejor serí­a hacer planificaciones, pero que sigan aunque el gobierno cambie, pero no; cambia partido y cambia la gente en las oficinas, así­ no nunca se llegará a nada bueno y los afectados siempre serán los más pobres.

De pronto el señor mayor tocó el timbre y bajó del autobús. La señorita, en cambio, atendió una llamada por su teléfono móvil. Entonces empecé a escuchar a dos jóvenes que parecí­an estudiantes de secundaria.

-Esos de la Muni ya no pasaron recogiendo la arena. En la cuadra donde vivo, a un bulto de arena ya le salió grama y hasta florecitas, expresó uno de ellos.

-Pues por donde vivo la gente ya se organizó y entre todos alquilaron un picop y llevaron la arena a un barranco, dijo el otro joven.

-A mi no me molesta la arena, pero es que a donde uno va ve muchas bolsas llenas. ¿Vos sabes donde están tirando tanta arena?

-La van a dejar al basurero de la zona 3, ojalá que eso ayude a que no huela tanto, pues por donde vivo los olores son desagradables, exclamó finalmente.

Los datos estadí­sticos acerca de los daños provocados por el paso de la tormenta Agatha son alarmantes, como también las cifras que se deberán invertir en la reconstrucción. Sin duda que este desastre provocará más miseria en los segmentos excluidos de la población. Las historias dramáticas, luego de quince dí­as, continúan. ¿Qué le podrí­a esperar a un paí­s empobrecido si otro fenómeno natural tocará tierras guatemaltecas?

* Desbalance salarial.-Mientras que un agente de policí­a privada gana Q2,200.00 al mes, sin goce de prestaciones ni aguinaldo, como tampoco derecho a vacaciones, un futbolista devenga hasta $6 millones al año, equivalente a un aproximado de Q4 millones al mes. Y estos tocadores de balón, hasta filman anuncios y tienen otros ingresos, pero el agente trabaja 24 horas por 24 horas, arriesga su vida y ni siquiera tiene derecho a IGSS. ¡Qué explotación!

* Llenos de arena.- Me contaron que esos «peludos» que trabajan en el gobierno aún tienen la cabeza llena de arena y que por eso asesoran mal al presidente. ¿Será cierta esta hipótesis?

* Buen clarinetista.- En el Café León, 12 calle 6-23 del Centro Histórico, habrá un concierto de clarinete el viernes 2 de julio, a las seis de la tarde. Me contaron que el músico, Sergio Reyes, es excelente ejecutor de este instrumento. En ese Espacio Cultural sirven buen café elaborado por eficientes mujeres «baristas» y una taza sigue siendo barata. Por allí­ nos vemos.