Diálogo se cierra con un saldo positivo


Hillary Clinton, secretaria estadounidense de Estado, durante su conferencia final en Pekí­n. FOTO LA HORA: AFP Saul LOEB

El «Diálogo estratégico y económico» entre China y Estados Unidos concluyó hoy de forma positiva, si bien no sustancial, con Washington evocando progresos en temas económicos y Pekí­n aceptando «colaborar» en la crisis coreana.


El maratón de entrevistas organizado en Pekí­n permitió «progresos en varios objetivos claves, como el área de comercio e inversiones», afirmó el Tesoro norteamericano en un comunicado.

Washington saludó «la reducción de obstáculos chinos a las exportaciones norteamericanas» y el hecho de que China se haya dicho dispuesta a enmendar un proyecto tendiente a favorecer la «innovación nacional» en la atribución de mercados públicos en ciertos sectores de la alta tecnologí­a.

En cambio, Pekí­n se mantuvo inflexible sobre el principal contencioso económico entre las dos grandes potencias: la evolución de su mecanismo cambiario.

El lunes, el presidente chino Hu Jintao reiteró la voluntad de Pekí­n de continuar a su ritmo la reforma de su tasa de cambio, sin fijar agenda.

El tema molesta profundamente a Washington que considera que el yuan está subevaluado en detrimento de la competitividad de la economí­a estadounidense.

En la parte diplomática, Pekí­n hizo concesiones de forma a Washington al subrayar que China «está dispuesta a trabajar con Estados Unidos y otras partes», para calmar las tensiones en la pení­nsula coreana, tras el naufragio de un buque surcoreano atribuido a Corea del Norte.

La situación entre las dos Coreas es cada vez más tensa con declaraciones belicosas.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, es aguardada el miércoles en Seúl, última etapa de su gira de una semana en Asia.

Clinton también indicó el martes que Washington iba a «trabajar con la comunidad internacional y sus colegas chinos para preparar una respuesta eficaz y apropiada».

La delegación norteamericana habí­a multiplicado las entrevistas desde el domingo por la noche para intentar convencer a China de condenar a Corea del Norte.

Pero Pekí­n, principal aliado del régimen de Pyongyang, no precisó en qué medida querí­a contribuir a la solución de la crisis.

Hillary Clinton y Timothy Geithner, secretario del Tesoro, encabezaron una imponente delegación estadounidense de no menos de 200 personas en la segunda edición desde 2009 de esta serie de encuentros de alto nivel entre Estados Unidos y China, primera y tercera economí­a mundiales respectivamente.

Sin avances de fondo, Pekí­n y Washington anunciaron decisiones relativas al «intercambio entre los pueblos» y el aumento del número de estudiantes estadounidenses en China, mediante becas del gobierno.

También tuvieron lugar las repetidas declaraciones sobre la importancia de la relación para los dos paí­ses y para la salud de la economí­a mundial.

Luego de que el viceprimer ministro chino Wang Qishan considerase el lunes «inseparables» a las economí­as de las dos potencias, Hillary Clinton se felicitó el martes por «todos los terrenos en los que nuestra relación se hace más profunda».

«La decisión del gobierno chino de invertir en las instrumentos de la deuda estadounidense y en empresas norteamericanas fue juiciosa, pero es verdad que China necesita invertir más a nivel interno», declaró Clinton en una entrevista a la cadena CCTV.

Las conversaciones en Pekí­n también se refirieron al crecimiento, la energí­a, el calentamiento climático, la educación, el desarrollo y todos los grandes temas diplomáticos.