Para ningún guatemalteco o guatemalteca es fácil abandonar su país. La decisión es la de trasladarse a otra nación para mejorar su situación económica, pero también se deben enfrentar a los componentes de una cultura diferente (costumbres, idioma) y, en ocasiones, al rechazo de algunos sectores de la población o de las autoridades migratorias del país de destino. Buscar mejores alternativas de desarrollo significa también el deseo de superar las condiciones de adversidad presentes en Guatemala.
La migración laboral guatemalteca es parte de los 150 millones de personas que en el mundo viven afuera de sus países de origen. Son trabajadores y trabajadoras, población refugiada y quienes han solicitado asilo. Considerando estos factores y con el propósito de garantizar los derechos humanos de los migrantes, prevenir la trata de personas, analizar los beneficios de la migración internacional para los países de destino y origen, otorgarles a hombres y mujeres migrantes un trato digno, acceso a la educación y servicios de salud, la asamblea general de la ONU (4 de diciembre de 2000) estableció el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante.
La decisión de la ONU es un buen motivo para destacar un hecho de especial importancia: no puede calificarse de ilegales a seres humanos en una nación diferente a la suya. Su implicación tiene un doble significado pues criminaliza a personas que no han cometido ningún delito y tiene un carácter negativo para la condición humana. Existen personas documentadas e indocumentadas y todos tienen los mismos derechos. Con el término ilegal se pretende deshumanizar a los seres humanos migrantes.
Con motivo del Día Internacional del Migrante es necesario reflexionar con relación a la defensa de los derechos de hombres y mujeres que, de Guatemala, se han trasladado a otra nación para obtener un salario que en su propio país no pueden lograr: ninguna autoridad migratoria o personas en general, pueden realizar actos de violencia contra hombres, específicamente, mujeres, niños y niñas, ya sea en Estados Unidos, México o cualquier otro territorio; asimismo, es condenable cualquier forma de discriminación racial y xenofobia en el acceso al empleo. Por esta razón, quienes dirigen las políticas migratorias de los países de destino, deben crear programas específicos de atención. Una política migratoria no debe estar al margen de los derechos humanos.
En el caso de Guatemala, las autoridades, así como organizaciones no gubernamentales o centros especializados cuyo objetivo es el análisis de la migración laboral, deben impulsar campañas de información para dar a conocer que nadie puede afectar la integridad de ninguna persona. También se considera como indispensable la atención para los migrantes en áreas como la salud, educación y el respeto a sus derechos culturales. Guatemaltecos y guatemaltecas trabajando en el extranjero, tienen derecho a conservar su propia identidad con sus religiones, símbolos, lenguaje y costumbres.
También debe destacarse el derecho de cualquier guatemalteco o guatemalteca a trabajar en un ambiente sustentable que no degrade su calidad de vida. Se deben ampliar las oportunidades de hombres y mujeres quienes deben gozar de libertad económica, política, social, etcétera. Asimismo, al destacar el desarrollo sostenible es prioritario que el objetivo esencial de la sociedad que lo plantea no se refiera únicamente a la satisfacción individual; por el contrario, debe encaminarse a las posibilidades y necesidades de todos sus miembros y las decisiones de la generación actual deben cumplirse sin afectar a las generaciones futuras.
Los derechos humanos de la migración laboral deben ser garantizados por los gobiernos de todo el mundo en las etapas de origen tránsito y destino: de igual manera, no se debe criminalizar a ningún migrante y se debe garantizar el derecho a la libre circulación, establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Al celebrar el Día Internacional del Migrante, es conveniente destacar diferentes aspectos de la migración laboral, entre ellos, la necesidad de crear instancias de diálogo en la sociedad guatemalteca para lograr una mejor comprensión del fenómeno migratorio y, de esa manera, articular acciones para solidarizarse con la problemática de hombres y mujeres trabajando fuera de su país. El movimiento sindical y popular de Guatemala debe anular su tradicional apatía con relación a la migración laboral, y convertirse en un factor relevante para impulsar las organizaciones de migrantes guatemaltecos en diferentes países, en especial, con las trabajadoras y trabajadores agrícolas, trabajadoras domésticas y trabajadores de la construcción en México, con el propósito de luchar por sus derechos. Este aspecto se vincula a facilitar la actualización informativa de los tratados internacionales donde se han aprobado normas relativas a la defensa de los derechos humanos de los migrantes.
Guatemaltecos y guatemaltecas tienen derecho a estar inmersos en la emigración laboral y, en cualquier parte del mundo, se les debe respetar su dignidad como seres humanos.