Organizaciones de mujeres protagonizaron esta mañana una multitudinaria marcha en el marco del Día Internacional de la Mujer, bajo las exigencias de justicia, igualdad y respeto a sus derechos.
etelon@lahora.com.gt
Es necesario que el Estado de Guatemala garantice la justicia y la integridad de las mujeres, sin discriminación de nacionalidad, etnia, cultura, idioma o situación económica, expresó Dora Regina, representante del colectivo Ocho de Marzo, quien criticó los casos de mujeres asesinadas en los últimos meses.
Según Regina, sólo en el presente año se han registrado un total de 96 casos de feminicidio, de los cuales sólo un 5 por ciento han sido llevados a las instituciones de justicia; es por ello que la dirigente instó al Ministerio Público y a la Corte Suprema de Justicia a perseguir y agilizar las investigaciones y juicios de este delito.
Sandra Morán, del Sector de Mujeres, refirió que las estructuras administrativas, si bien han cedido un pequeño espacio a la participación del género femenino en puestos claves del país, sigue siendo limitado, argumentando que sólo dos ministerios se encuentran bajo la dirección de féminas.
«Lo que pedimos es que no se nos deje más al margen, representamos el 51 por ciento de la población y exigimos que se muestre esa representación a todo nivel», aseguró Morán.
Según las manifestantes, los últimos días han mostrado un fondo de la representación del Estado lleno de corrupción, mafias e intereses personales, lo cual ha empeorado la situación de vida de la población en general.
Indígenas discriminadas
Las condiciones de la mujer indígena campesina siguen siendo las de mayor precariedad y discriminación, declaró Susana Vásquez, de la Pastoral Campesina, «es por ello que requerimos un desarrollo rural con equidad, salarios justos y el derecho y respeto a nuestra cultura», expresó.
El 8 de marzo fue reconocido como Día Internacional de la Mujer por la Organización de Naciones Unidas como reconocimiento a la contribución que la mujer hace a la humanidad, y en conmemoración de la muerte de mujeres sindicalistas que fallecieron tras reclamar una jornada laboral de 10 horas.