Empezamos por agradecer los numerosos mensajes de felicitación recibidos con ocasión del Día del Periodista, agregando que en la mayoría de ellos se menciona lo que se espera de esta profesión tan importante y no siempre bien ejercitada pero menos aún comprendida. Somos, ciertamente, los reporteros de la historia, quienes diariamente plasmamos en los medios nuestra visión de la realidad que el día de mañana será objeto de consulta cuando se quiera escribir sobre los acontecimientos que nos está tocando vivir.
Pero en todo el mundo, y especialmente en países que carecen de un auténtico sistema de partidos políticos, también terminamos siendo una pieza importante en el sistema de pesos y contrapesos y es en esa función en la que mayor cuidado debemos tener, puesto que es obligado que seamos independientes en nuestras acciones, pero también objetivos en la formulación de juicios para no caer en el juego de determinados sectores que han sabido utilizar a la prensa para llevar agua a sus respectivos molinos.
La prensa es, entre otras cosas, un negocio que necesita rentabilidad para subsistir y eso es del conocimiento de los factores reales del poder que entienden y saben cómo puede condicionarse el papel de los medios a través de las pautas. Premiando o castigando, se pueden lograr expresiones periodísticas que se van alejando de la realidad para servir a las distintas corrientes que hay en el seno de la sociedad.
Objetividad completa no hay ni puede haber porque quienes hacemos periodismo somos seres humanos que tenemos nuestra particular visión de la realidad de acuerdo a nuestra formación, a nuestra ideología, a nuestras creencias y a nuestras ambiciones. Nadie puede despojarse de esos factores que condicionan, desde luego, la forma en que vemos los acontecimientos y la que usamos para informar sobre ellos.
Pero el ideal es que seamos honestos en nuestro planteamiento. Que nuestro público sepa cuáles son las tendencias que inspiran nuestro trabajo y que de esa suerte el lector sepa a qué atenerse. En La Hora nuestra inspiración por los temas sociales es determinante en el enfoque que hacemos de nuestra realidad y, por supuesto, condiciona también nuestro punto de vista editorial que no puede alejarse de la convicción de que el país está urgido de cambios estructurales profundos para superar el abandono en que está la mayoría de sus habitantes.
Con esa visión vivimos no únicamente el Día del Periodista sino todos los días de nuestra función profesional, del ejercicio de nuestro oficio que, aunque no siempre comprendido, nos satisface día a día al terminar con la sensación de que hemos puesto nuestro grano de arena en ese proceso.