Día del Adulto Mayor


juan-de-Dios

A sabiendas que el Congreso decretó el 15 de noviembre de cada año, Día del Adulto Mayor, congratulante, digno de aplauso sincero. Será objeto de múltiples celebraciones merecidas. Hasta que al fin el parlamento tomó tal determinación; se suman iglesias y grupos afines que ya celebran juntos a sus seguidores dicha conmemoración muestra de justo reconocimiento.

Juan de Dios Rojas


Sin bombos ni platillos, más que la intencionalidad significativa de festejar dentro de sus posibilidades, enaltecer a las personas que conforme una taxonomía en justicia cumplen con humildad, honradez y una muestra de conciencia a evidenciar un cúmulo de años sobre sus espaldas agobiadas, tras sacar adelante con la riqueza de su experiencia a sus familiares.

    En forma paulatina el Día del Adulto Mayor ha ganado espacio firme y considerable de dimensión visualizada, sale a luz este evento, obviamente, nadie lo puede negar, transcurrió en el olvido, marginado también, en medio de otros festejos algunos insultos, intrascendentes, a conveniencia de intereses y necesidades particulares y por supuesto de conveniencia conocida.

    El numeroso sector que reúne en sus filas a cuantificable número de las personas, que ya peinan canas, jubilados con montos por debajo del alto costo de vida imparable. Algunos carentes de familiares cercanos, adolecen de enfermedades críticas, que utilizan sillas de ruedas, muletas otros y con ayuda y soporte de un bastón, al fin recibirán algo en su favor tardío.
   
    Una mayoría de adultos mayores aún son objetos de discriminación, malos tratos  de parentela y del hombre de la calle. Pocos viandantes que asumen el papel de bueno samaritanos les brindan ayuda, sobre todo al atravesar calles y avenidas, verdaderos laberintos generados por el parque vehiculas de toda clase, que no pacan mientes en atropellar sin corazón a cualquiera.

   
    Pero en realidad debemos admitir que solamente un día del año se recuerdan de su existencia precaria y marginada, por el oprobio de la incomprensión. Más necesitan y tienen derecho a un mejor trato. Por ejemplo: ser admitidos sin tanto papeleo en los hospitales del Estado, recibir el debido tratamiento, antes de aparecer mucho más complicaciones dañinas y mortales.

    Respecto a los jubilados a nivel miserable el monto en sus manos, es urgente que reciban un justo aumento que alivie sus penalidades. Que no carezca muy de mañana de sustento, sin que tal cuestión venga a ser numerosas viandas; ropa que cubra casi sus desnudeces, soporte el cuarto incómodo donde habitan, recordando lejanas calendas con nostalgia mortificante.

    Sabemos todos las dificultades que afronta el gobierno, enredado en préstamos internacionales autorizados, o no por el Congreso. Dicho endeudamiento externo lo publican a diario los medios de comunicación dando cuenta de las numerosas peticiones de aumento, mediante plantones, marchas y toma de lugares estratégicos viables. Sin embargo, cabe decir: Hoy por mí, mañana por ti.