Día de rutina, disparos, después terror general


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Primero, mató a su madre. El cadáver de Nancy Lanza fue hallado poco después en su casa de la calle Yogananda en Newtown — después de la carnicería de la escuela primaria Sandy Hook, un tranquilo pueblo de Nueva Inglaterra queda marcado para siempre por una tragedia inconcebible; después toda una nación al parecer acostumbrada a la violencia ahora se haya estupefacta por la matanza de inocentes.

Por JOHN CHRISTOFFERSEN y JOCELYN NOVECK NEWTOWN / Agencia AP

Nadie sabe por qué Adam Lanza de 20 años de edad mató a su madre y por qué llevó sus armas hasta la escuela y asesinó a 20 niños y seis adultos.

Pero el viernes condujo el automóvil de su madre por las calles del pueblo de 300 años con sus estilizadas iglesias antiguas y frondosos árboles y llegó a una escuela donde reinaba el júbilo antes de las fiestas navideñas. De alguna manera, logró burlar una puerta de seguridad hasta el lugar donde los niños deberían haber estado libres de peligro.

Theodore Varga y otros maestros del cuarto grado realizaban una reunión: aún quedaba el brillo del concierto ofrecido por los alumnos del salón en la víspera.

«Un día agradable», comentó Varga. «Todos estábamos contentos. Ya terminábamos la semana con un buen ánimo», agregó.

Y entonces, intempestivamente y como una pesadilla, comenzaron los disparos. «No recuerdo cuántos fueron», destacó.

Alguien encendió los altoparlantes y todos pudieron escuchar lo que sucedía en la oficina.

«Uno podía escuchar el terror que estaba ocurriendo», dijo Varga. «Quienquiera que haya sido salvó a mucha gente. Todos en la escuela escuchaban el drama que se estaba produciendo».

La terapeuta Diane Day estaba reunida en una oficina a las 9:30 de la mañana con la directora de la escuela Dawn Hochsprung junto con el psicólogo y otros miembros del plantel y un padre de familia sobre el caso de un niño de segundo grado.

«No habían pasado cinco minutos cuando escuchamos ¡Pop! ¡Pop!, ¡Pop!» relató Day al diario The Wall Street Journal. «Yo me escondí debajo de la mesa», dijo.

Pero Hochsprung y el psicólogo se levantaron de sus asientos y salieron del salón para ver qué pasaba, recordó Day. Hochsprung murió y al parecer el psicólogo también.

Un guardián corría por todos los sitios avisando que alguien estaba armado, dijo Varga.

«Les dijo, muchachos agáchense, ocúltense», contó Varga. «Un verdadero héroe» dijo el profesor, pero no sabía si el custodio sobrevivió.

La policía recibió la primera llamada a las 9:36 de la mañana, informó el diario New York Post.

«La escuela Sandy Hook. Alguien llama indicando que cree que alguien está disparando en el edificio», dijo la operadora de la policía, según una grabación publicada en el sitio del diario en el Internet.

«Al parecer el tiroteo ha terminado», dijo la operadora a las 9:38 de la mañana según el Post. «Hay silencio en el lugar. La escuela está segura».

Y a las 9:46 de la mañana, una voz angustiada llamó desde la escuela: «Hay cadáveres aquí. Necesitamos ambulancias».

La policía pidió a los alumnos cerrar los ojos cuando salieran del edificio. Los menores asisten en la escuela desde el jardín de niños al cuarto grado.

Los niños, algunos llorando y asustados, hacían filas; unos sujetaban con la mano el hombro del compañero que iba adelante mientras eran retirados con la protección de policías por un estacionamiento.

Los padres llegaron en estado de pánico en busca de sus hijos a la escuela primaria Sandy Hook, en Newtown, una próspera comunidad de unas 27 mil personas, unos 97 kilómetros (60 millas) al noreste de la ciudad de Nueva York.

El gobernador Dannel P. Malloy y otros funcionarios públicos llegaron después hasta el centro de bomberos. También llegó Monseñor Robert Weiss de la iglesia Santa Rosa de Lima, de Newtown. Observó cuando algunos de los padres se enteraron que no volverían a ver a sus hijos vivos, nunca más.

Recordó la reacción del hermano de una de las víctimas.

«Le dijo al niño que su hermana había muerto», dijo Weiss. «El niño respondió: no voy a tener con quien jugar».

REACCIONES
Solidaridad mundial

Las imágenes de un lloroso presidente Barack Obama mientras hablaba sobre una matanza en una escuela primaria de Connecticut tuvo resonancia en todo el mundo, mientras muchos en el extranjero expresaban el sábado que la más reciente tragedia que afecta al país sirva para intensificar su ley de control de armas.

Conmoción y compasión fueron las iniciales reacciones tras conocerse sobre el ataque en que murieron 28 personas, entre ellas 20 niños, en una escuela primaria. La primera ministra de Australia Julia Gillard calificó el ataque como un «acto diabólico sin sentido e incomprensible».

«Tanto como el presidente Obama y sus compatriotas estadounidenses, nuestros corazones están quebrantados», dijo Gillard en una declaración, refiriéndose a la emotiva expresión de condolencia del líder estadounidense.

El pistolero mató a su madre en su casa antes de dirigirse el viernes a una escuela en Newtown, Connecticut, donde eliminó a balazos a 26 personas, entre ellas 20 niños, dijo la policía. El asesino fue identificado como Adam Lanza de 20 años de edad, quien se suicidó.

Australia pasó por una tragedia similar en 1996, cuando un hombre comenzó a disparar por doquier y mató a 35 personas en el estado de Tasmania. La matanza provocó indignación en todo país y llevó al gobierno a imponer estrictas leyes sobre el uso de armas, incluyendo una prohibición a los fusiles semi-automáticos.

La inicial reacción oficial a nivel nacional no mencionó percepción alguna sobre Estados Unidos, como una sociedad violenta, o en sus leyes por lo general laxas sobre el uso de armas. Sin embargo, el debate tomó otro cariz en las redes sociales como Twitter y otros medios, donde hubo muchos comentarios sobre las causas de ese tipo incidentes.

El ataque rápidamente dominó el debate público en China, principalmente en las redes sociales y se convirtió en la principal en la televisión estatal.

China ha tenido varios ataques a escuelas en años recientes, aunque por lo general los atacantes usaron cuchillos. El más reciente ocurrió el viernes, cuando hombre blandiendo un cuchillo hirió a 22 niños y a un adulto frente a una escuela primaria en China central.

En la India, Kiran Bedi, una policía retirada convertida en activista contra la corrupción, expresó su preocupación en mensajes en Twitter, diciendo que «armas en manos de gente inestable es una amenaza para la seguridad…»

Algunos en Corea del Sur, cuyo gobierno no permite que la gente posea armas en privado, responsabilizaron a la falta de control de armas en Estados Unidos por el alto número de muertos en la matanza de Connecticut.

En Tailandia, que es uno de los países de Asia con un mayor índice de homicidios por arma de fuego y que ha tenido ataques a escuelas por insurgentes islamistas en las provincias del sur, un columnista de un diario en idioma inglés responsabilizó a la cultura estadounidense por promover un clima de violencia.

Varias estaciones de televisión en el Japón, trasmitieron las imágenes de la escuela en Newtown, y de la gente cantando frente a las iglesias el viernes por la noche, asimismo partes de la emotiva conferencia de prensa de Obama.

El primer ministro japonés Yoshihiko Noda envió un mensaje de condolencia a Obama.

En las Filipinas, una sociedad a menudo afligida por la violencia con armas de fuego, el presidente Benigno Aquino dijo que él y el pueblo filipino están junto a Estados Unidos, «cabizbajos pero con profunda admiración por la manera en que el pueblo estadounidense ayuda a brindar consuelo a los afligidos y a buscar respuestas que den significado y esperanza en este sombrío suceso».