El veintidós de abril, se festejó en todo el mundo, el Día de la Tierra, en nuestro entorno en forma casi unilateral, algunos medios y organizaciones no gubernamentales publicaron sus opiniones y advertencias.
Sin embargo, a estas alturas, se repite el fenómeno de pedir a las autoridades que adopten tal o cual medida, pero el aporte, es muy pobre.
Diversos estudios de especialistas nacionales se han efectuado, pero lamentablemente, poco caso se le ha hecho, así: el perfil ambiental de 1984, y los subsecuentes, de los años 2004 y 2006, recién apuntan la necesidad de adoptar medidas serias para prevenir el aumento de la contaminación ambiental, los resultados a la fecha son muy pobres.
En ese sentido, cuando exista la voluntad política e interés de las entidades involucradas en todo este tema, habrá necesidad de efectuar más estudios que señalen, en forma anual, el estado o situación ambiental de Guatemala.
Lo escrito, se traduce en nuestra vocación ambiental, preocupada por la indiferencia de casi todos los habitantes del territorio nacional en el tema descrito, pues no se trata sólo de justificar que se han tomado algunas medidas, sino en demostrar la evolución de los temas que tienen que ver con la problemática ambiental del país.
No está demás en recordarles a nuestros lectores que la ciencia ambiental, en general y el derecho ambiental, en particular, son disciplinas científicas altamente estudiadas en la mayoría de países; en el nuestro, algunas universidades, se han atrevido a tocar el tema, así: Rafael Landívar, Rural y Mariano Gálvez.
Llamamos poderosamente la atención de los lectores, en el sentido de que reparen en la casi nula legislación ambiental específica que se posee en el país, el tema que muchos lo soslayan y no se atreven a abordarlo, excepto en el ramo penal por sentirse amenazados de tanta violencia.
Sin embargo, es de urgencia nacional encarar el problema, pues no se puede improvisar en el mismo, ni ser alarmistas ni nada por el estilo. Hay que ser realistas.
CONTINUARí?