Fernando Ramos
La opinión general sobre la condición humana se divide entre los que piensan que el hombre (tomando el concepto para referirse a ambos sexos, con el perdón de las feministas) es bueno por naturaleza y los que opinan que es malo.
El asunto no se reduce a simple definición maniquea, es más complejo, pues cuando se hace la introspección y se va más al fondo de uno mismo, es frecuente encontrar zonas oscuras, que no se reconocen abiertamente, aunque se sabe que están ahí.
Tomando en cuenta algunas evidencias que la historia registra: esclavismo, guerras, genocidios, asesinos en serie, masacres, entre otras; es posible afirmar que el ser humano es malo por naturaleza. Por supuesto que no todo el mundo anda matando o robando a su vecino, pero que lance la primera piedra aquel que no haya ejecutado una pequeña maldad.
En octubre de 2006, la cadena estadounidense Showtime estrenó «Dexter», que cuenta la historia de un asesino en serie, quien de día trabaja como experto en marcas de sangre, para la división forense de la policía de Miami; es decir, su trabajo es ayudar a capturar asesinos; y de noche busca satisfacer su instinto. A la fecha se han emitido tres temporadas y el personaje principal, interpretado por Michael C. Hall, el mismo de «Six feet under», se ha convertido en uno de los más carismáticos de la televisión.
Harry Morgan (James Remar), quien en vida fuera un reconocido policía, interpreta el papel del padre de Dexter. Conocedor de la naturaleza de su hijo, llega a la conclusión que lo mejor es orientarlo para que sus víctimas sean, según su propio código, personas que no merecen vivir; asesinos que han logrado burlar el sistema legal.
El planteamiento de la historia es inteligente, porque además de apelar al morbo del televidente, logra la conexión por medio del mencionado código, pues por más grotesco que sea el asesinato, la doble moral induce a pensar que el protagonista hace lo correcto.
«Dexter» es un viaje a las zonas oscuras del pensamiento; las reflexiones del asesino serial, presentadas como voz en «off», proyectan lo que la mayoría de seres humanos llevamos dentro; pero él actúa consciente de su naturaleza, sabiendo que para encajar en la sociedad tiene que aparentar, ponerse una máscara distinta según lo amerite la ocasión; de esa cuenta se tiene a un trabajador dedicado y disciplinado; a un hermano modelo; a un novio amado; a un padrastro cariñoso; al hombre que inspira confianza, un poco «freak», pero nadie creería que es capaz de hacer cosas malas. Todo como en la vida real, bajo un disfraz de sensibilidad suelen esconderse seres abominables.
La serie es cruda, cada episodio tiene imágenes perturbadoras; desde la introducción se anuncia que será así; la secuencia y la música inicial son memorables, difíciles de olvidar; además del audaz planteamiento, tiene el mérito de saber llevar el suspenso, de mantenerlo hasta el final de cada temporada.
Calificación:
1ª temporada 10/10
2ª temporada 8/10
3ª temporada 8/10
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