Devolver la confianza al público


Cada dí­a se ve más certera la afirmación de que la escasez de moneda tiene que ver con la crisis provocada por el caso del Banco del Café, la insolvencia de varias financieras y la tendenciosa y maliciosa campaña que se lanzó contra el segundo banco del sistema financiero nacional. Si bien hay un retraso considerable en la impresión del papel moneda, el Banco de Guatemala se vio obligado a surtir al sistema financiero de abundantes recursos luego de la intervención de Bancafé, echando mano del FOPA y luego para cubrir las espaldas a los bancos ante el temor de una estampida que pudiera derivarse de la campaña negra que, por cierto, sigue sin ser investigada a fondo.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Existen evidencias de que las autoridades anteriores del Banco de Guatemala actuaron como ya es tradicional en nuestro paí­s, es decir, dejando las cosas al tiempo. Ayer mismo se produjo la renuncia del gerente del Banco Central, licenciado Carlos Rafael Garcí­a, quien en la administración de Lizardo Sosa fue Gerente Financiero y como tal encargado del suministro del papel moneda.

Pero lo que me preocupa más es que en el fondo de todo esto tengamos un problema de mayor dimensión como es la falta de confianza del público en las instituciones financieras, fenómeno que lejos de mermar con el paso del tiempo luego de la crisis de Bancafé, se ha ido incrementando hasta exacerbarse cuando los clientes de los bancos llegaban a las ventanillas a cambiar cheques o hacer retiros y se encontraban con que no habí­a suficiente para cubrir su demanda, no digamos el caso de los cajeros automáticos que prácticamente cayeron en desuso por falta de billetes.

Eso afecta directamente a todo el sistema financiero nacional y no sólo a alguno de los bancos. Se ha dicho que la campaña maliciosa contra G T Continental pudo salir de bancos que compiten en el sistema; si así­ hubiera sido, terminaron haciéndose una especie de haraquiri porque a estas alturas todos sufren los efectos de la falta de confianza. Si, por el contrario, los autores de esa atroz campaña negra querí­an hacerle daño al sistema, hay que reconocer que lo lograron y con creces, por lo que resulta peligrosa la falta de investigación para determinar el origen de la acción.

Las autoridades monetarias tienen el reto de restablecer la confianza del público en las instituciones bancarias y agentes financieros del paí­s porque ese problema que ahora se da y se refleja en el masivo retiro de billetes para ser resguardados bajo el colchón en vez de colocarlos en bancos, es producto de la desconfianza generada por el colapso de una de las más grandes y publicitadas entidades bancarias y por los rumores que afectaron a otras. Pero cuando la gente llegó a una ventanilla a cobrar un cheque y no pudo hacerlo efectivo, el problema se propagó rápidamente y ahora la desconfianza es mucho mayor. Eso es lo que tienen que entender las autoridades y por lo cual es tan importante que, como lo dije desde el principio de la crisis, se asuma una postura de absoluta transparencia para informar y que si hay que reconocer que hay efectos colaterales a medidas como la intervención del Banco del Café, es mejor asumir la responsabilidad que querer tapar el ojo al macho porque entre dimes y diretes, el público sigue perdiendo cada dí­a la poca confianza que le va quedando.

La súbita escalada en el valor del dólar es otro fenómeno que hace pensar mal a muchos, porque no deja de preocupar que tras la falta de quetzales, ahora los bancos estén vendiendo el dólar a precios que no se veí­an hace muchos meses. Las trilladas explicaciones sobre el carácter cí­clico del fenómeno no convencen porque el mismo es consecuencia de otros tropiezos que tienen í­ntima relación y que, sumados, nos obligan a ser mal pensados.