Al calor de la contienda algunos medios se aventuraron a insinuar sobre partidos políticos que parecían tener, dentro de su estructura, personajes ligados al crimen organizado y al narcotráfico, si era verdad o si era mentira, es una cosa difícil de determinar, pero se llegó hasta mencionar que Guatemala se estaba convirtiendo en un narcoestado. Para demostrar lo contrario hubo hasta expulsiones en los partidos de algunos de sus miembros, que al parecer pasada la contienda, vuelven, poco a poco, a salir como figuras de esos partidos. Inocentes o culpables, sólo ellos y su grupo de allegados lo saben.
El problema de la permanencia de estos personajes dentro de los partidos es la desconfianza que generan, aunque no lo sean, y que si lo son, es el financiamiento que estos proporcionan con la finalidad de llevar a sus candidatos al triunfo, lo cual tiene que ser resarcido en el caso de ser vencedores, en condiciones onerosas y peligrosas para la estabilidad del Estado.
Siempre se ha acostumbrado a decir que «las deudas de juego son deudas de honor» y que éstas deben ser pagadas aún a costa de la vida del perdedor. Las deudas con el narcotráfico son deudas del deshonor y la desvergí¼enza, pero igualmente tienen que ser pagadas, pero difieren de las anteriores , ya que los perdedores son exonerados de su pago y el ganador es el que tiene que pagarlas todas juntas, multiplicadas por 100 y quien dude que va a pagarlas, se estaría sometiendo a un serio peligro.
Al respecto de lo anterior hay algo que circula en el vox pópuli, de la seriedad y del poder de los contendientes: «Dicen que el hijo de un Presidente de la República cometió el error de que se le subiera la Presidencia de su papá a la cabeza y amenazó al hijo de un capo de la droga, por creer que éste estaba interfiriendo en algunos de sus negocios, ignorando quién era este personaje. Al día
siguiente el señor presidente recibió un atento mensaje de que si sus hijos no tenían un largo período de vacaciones en el extranjero, tendría la pena de informarle que iba a perder a uno de sus hijos. Por cierto, las vacaciones en el extranjero fueron bastante largas».
Si todo lo que se dice es cierto, o que por lo menos tiene algo de cierto, estaremos viendo el corredor que todos conocen, abierto, y que no necesito dar su ubicación pues alguien se encargó de darlo a conocer a todos los medios hablados, escritos y televisados.
Hay que tomar en cuenta que los narcos no juegan a una carta, juegan varias cartas a la vez, para asegurarse que de todas formas van a ganar. Gane quien gane, ellos serán siempre los ganadores.