El gabinete prooccidental libanés decidió reunirse el sábado para avanzar en la creación de un tribunal internacional que juzgue a los asesinos del ex primer ministro Rafic Hariri, pese a la oposición de la minoría prosiria y los esfuerzos del primer ministro para incluirla en la cita.
Menos de una semana después de la muerte del ministro de Industria Pierre Gemayel, el sexto crítico de Siria en ser asesinado en los últimos dos años, el gabinete tiene la voluntad de avanzar en el plan del tribunal aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU, horas antes del homicidio de Gemayel.
El primer ministro antisirio, Fuad Siniora, convocó una reunión de emergencia de los ministros que quedan en el gabinete para las 17:00 para dar el próximo paso en la ratificación del tribunal que juzgue a los responsables del asesinato de Hariri en febrero de 2005.
Previamente, sus opositores prosirios, cuyos seis ministros renunciaron al cargo hace dos semanas, habían tachado la celebración de ese encuentro de inconstitucional al no contar con la aprobación del jefe de Estado, Emile Lahud, otro aliado de Damasco.
El presidente del Parlamento libanés, el prosirio Nabih Berri, cuyo apoyo es esencial para que progresen los planes de crear el tribunal, alertó a los ministros de que no tenían ninguna autoridad para convocar una reunión de emergencia sin la autorización de Lahud.
Debilitado, Siniora respondió entonces a la oposición con una oferta de aplazar por unos días la reunión, pero pidió que tanto Hezbolá como Amal -ambos chiítas- dieran muestras de «voluntad genuina» para avanzar en la ratificación del tribunal.
«Ya que Hezbolá y Amal indicaron de manera inequívoca que están a favor de la creación de una corte internacional para desenmascarar la verdad sobre el asesinato de Rafic Hariri y otros crímenes, estoy dispuesto a posponer la reunión del gabinete por unos días si hay una voluntad genuina para discutirla», dijo Siniora en un comunicado.
Los seguidores del primer ministro consideran que las dos facciones y su aliado cristiano retiraron a sus ministros del gabinete para boicotear la creación del tribunal internacional y beneficiar así a Siria, país que, según una investigación de la ONU, estuvo implicado en la muerte de Hariri.
Pero ambas facciones insisten en que las dimisiones tenían como objetivo protestar por el fracaso de diálogo para crear un gobierno de unidad nacional que otorgara más influencia a los chiitas.
El sábado, Amal y Hezbolá emitieron un comunicado en el cual rechazaron los llamados de Siniora a volver a integrar el gabinete, y le acusaron de incumplir el pacto nacional libanés, un acuerdo no escrito según el cual todos los grupos étnicos y religiosos del país deben estar representados en el gobierno.
«No podemos cooperar con quienes rechazan el principio de participación y nos quieren ignorar», dijeron las dos facciones.
El movimiento chiita libanés Hezbolá, que en julio y agosto libró una guerra con Israel, y sus aliados de Amal, partido al que pertenece Berri, aún no han contestado a la oferta de último momento de Siniora.
Pero una fuente cercana a Hezbolá pidió a Siniora que aplace la reunión del gabinete sin plantear condiciones.
«Dejemos que posponga la reunión de manera incondicional y a partir de ahí, veremos», afirmó.
Un ministro antisirio dijo a la AFP que el primer ministro requería un compromiso claro de los seis ministros para reincorporarse al gabinete a fin de avanzar en la ratificación de la corte.
«Si no hay una respuesta positiva, la reunión tendrá lugar tal como se planificó», afirmó el ministro, que pidió el anonimato.
Amal y Hezbolá, así como su aliado cristiano Michel Aun, advirtieron que están preparados para reanudar sus planes de convocar una campaña de protestas callejeras a fin de obtener más influencia en el seno del gobierno.
Las manifestaciones fueron aplazadas a raíz del funeral de Gemayel, que en su lugar lanzó a las calles a cientos de miles de simpatizantes del gobierno que manifestaron su furia contra Siria y sus aliados en Líbano.