Detenidos-desaparecidos. Caso CIDH 9.326


factor-mendez

En mayo 1984, agentes de la dictadura desaparecieron a varios dirigentes de la Asociación de Estudiantes Universitarios, el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH, se identifica con el número 9.326. Transcribo mensaje de familiares de las víctimas.

Factor Méndez Doninelli


Carta abierta dirigida a los agentes del Estado responsables de los hechos

“El único delito de ellos fue su significativa participación en las luchas por la defensa de la autonomía de la Universidad de San Carlos, la libertad de cátedra y la reforma universitaria; la atención de las demandas académicas, la investigación de problemas nacionales, la promoción de actividades artísticas y culturales; y en el ámbito nacional, fueron incansables defensores de los intereses del pueblo guatemalteco, la democracia y el bienestar de la sociedad. A ti que ni siquiera los conocías, que nunca antes de su captura habías hablado con ellos y conocer de sus ideales, hoy quiero decirte:

Aún tenemos la esperanza de que te des la oportunidad de reconciliarte contigo mismo, con Dios y con nosotros sus familiares, que estamos esperando te arrepientas, que no te puedes morir sin antes haber dicho en dónde, cómo  y cuándo ejecutaste esa orden que te dieron tus superiores. Te dirijo estas líneas, para decirte que después de 28 años de la desaparición de Héctor Interiano y de cientos más, no nos damos  por vencidos.

Tú que lo delataste, que recibiste un salario por infiltrarte en el movimiento estudiantil y te hiciste pasar por un universitario sancarlista más, o por un revolucionario más, tu único trabajo era pasar información y delatarlos a ellos; a ti, que un día desempeñabas el trabajo de fotógrafo y le tomaste fotos cuando él participaba en una manifestación o en el entierro de alguno de sus compañeros asesinados. A ti que te tocó escribir su nombre en la lista negra como le llamaban las organizaciones del Estado, que lo viste en ese listado, que fuiste el encargado de conducir ese vehículo en el que fue introducido violentamente, que le diste seguimiento, vigilabas sus pasos y fuiste el encargado de capturarlo y cumplir con la orden de llevarlo a ese cautiverio; a ti, el encargado de interrogarlo, torturarlo, de darle muerte, de darle el tiro de gracia, el encargado de tirar su cuerpo a un barranco, a una fosa común, al mar; a ti que ahora para olvidar tus actuaciones del pasado, te has refugiado en una iglesia, buscando paz y perdón de Dios, pero sabes que no lo puedes lograr sin haberte reconciliado con nosotros.
 
A ustedes les decimos, que en los familiares de los detenidos desaparecidos, nuestro duelo no está concluido, el olvido no existe para nosotros, la herida permanente está abierta y se resiste a cicatrizar, el dolor vuelve cada año en el aniversario de esa fecha que marcó nuestras vidas, permanece en la profundidad del sentimiento.
 
Hoy te digo, no puedes irte de este mundo sin decirnos ¿dónde están?, porque nunca desde el día que los interceptaste y te llevaste a Héctor Interiano, Carlos Cuevas, Gustavo Castañón, Otto Estrada, Amilcar Farfán, Irma Hichos, desde que los asesinaste y disparaste a mansalva, desde ese día no has podido dormir tranquilo, yo sé que ese recuerdo está en tu pensamiento, a ti que te tocó ir a dejar su cuerpo o tirarlo en una fosa, que actuaste sin piedad cuando los torturaste, te digo, que esperamos tu respuesta, que hables, que nos des una pista dónde encontrar sus restos, tarde o temprano será descubierta la verdad; los cementerios clandestinos, donde tiraron a nuestros seres queridos, mostrarán la crueldad con la que actuaste, esos huesos inmortales son el testimonio de un pasado en el que participaste, en el que también fuiste víctima, instrumento de otros.”